miércoles, 11 de noviembre de 2009

¡Hay tamaleeeees!






















Un platillo muy mexicano.
El tamal es uno de los platillos que distinguen a México en el mundo, no sólo es posible encontrar tamales por todo México, sino también es incontable su variedad. El tamal es básicamente un alimento de masa de maíz, que puede tener un relleno o no, envuelto en hojas de maíz o plátano y que es cocinado al vapor. Es un alimento cotidiano, se le encuentra lo mismo por las mañanas a manera de rápido y económico desayuno, o por las tardes para cenar en casa. Se pueden comprar en tamalerías establecidas o con innumerables vendedores ambulantes. Deben ser miles los puestos callejeros que expenden tamales cada mañana por todo México. Los tamales cotidianos son casi siempre los envueltos de hojas de maíz, con salsa verde, con salsa roja o los dulces, pero existen cientos de variedades en las diversas regiones del país. Los tamales de camarón de Sinaloa, las corundas y los uchepos en Michoacán, el gigantesco zacahuil en la Huasteca, el tamal de cazuela en Veracruz, los costeños o oaxaqueños en hoja de platano, los nejos o de ceniza, sin relleno, en el sur del país, por mencionar apenas unos cuantos. Se pueden comer recién hechos despidiendo todavía vapor, al día siguiente fritos, en un budín hecho con varios tamales crema y queso, o a la manera del popular desayuno en la ciudad de México, la torta de tamal, mmm!
En la ciudad de Querétaro hay lo mismo reconocidas tamalería establecidas hace décadas, que decenas de vendedores ambulantes. Hay variedad de tipos, ingredientes, precios y calidades. En el centro de la ciudad, en una sola calle curiosamente, se concentran varias tamalerías y una de ellas es mi favorita. Super tamales y atoles de Querétaro, en el 41 de la calle de Arteaga (entre Allende y Guerrero), a unos ciento veinte metros de la hermosa iglesia de Santa Rosa Viterbo. Este establecimiento que abrió en el año de 1968, ofrece tamales rojos, verdes, de dulce, oaxaqueños, de mole, de pollo, de res, de rajas, de queso; todos muy buenos. En la misma tamalería hay un pequeño restaurante que además de tamales ofrece pozole, menudo y otros platillos. El lugar me gusta por sus tamales, pero también tiene magníficos atoles, hechos con fruta natural y sus sabores varían a lo largo de la semana. El servicio es bueno, el lugar es muy limpio y los precios módicos. Los tamales son deliciosos, muy alimenticios, un platillo milenario y muy mexicano.