jueves, 14 de junio de 2012

Ver y sentir.










Gruta de Los Herrera.
Muchas personas piensan que Querétaro es un estado prácticamente plano y semiárido, pues sólo visitan la parte suroeste; San Juan del Río, Tequisquiapan o la ciudad capital. Pocos se aventuran más allá del Pueblo Mágico de Bernal. Pero hay una muy variada geografía dentro del territorio, la mayor parte del mismo es montañoso y una de sus principales actividades económicas es la explotación de recursos minerales. Ya desde tiempos prehispánicos se explotaba el cinabrio, posteriormente los famosos ópalos queretanos e incluso el mármol en Vizarrón (véase San Joaquín, enero 2008). Me imagino que entre tantas montañas la cantidad de cuevas o grutas ha de ser muy grande, pero pocas con la infraestructura necesaria para poder ser visitadas por el turismo no especializado. Muy cerca de la población de San Joaquín, se encuentra la gruta de Los Herrera, un atractivo natural y muy original en la región, cuenta con una ruta interior con sólidos pisos de cemento, fuertes barandales e iluminación suficiente. El lugar es frío, cerrado y un poco oscuro, pero la belleza de formaciones y el sentir un poco el riesgo o aventura, compensa los inconvenientes. Se paga una pequeña cuota de entrada y se puede recorrer la gran cueva con la ayuda de un guía o solo. La parte que se visita no es muy larga, un recorrido aproximado de 40 minutos, pero podría uno pasar horas buscando formas en las estalactitas, estalagmitas y rocas. Hay también majestuosos espacios y partes angostas y oscuras que son más para sentirse que verse. Toda cueva es un lugar sorprendente que produce sin duda sensaciones poco comunes. Ya desde los inicios de la humanidad estos espacios han sido considerados, mágicos o especiales. Después de la visita habrá que pasar a San Joaquín por licor de manzana, dulce de membrillo, piñones y sobre todo rica cecina.       

martes, 12 de junio de 2012

Bueno y barato.









Grato lugar.
Uno de los múltiples espacios públicos en Querétaro es la Plaza de los Fundadores, se encuentra cruzando la calle, frente al convento de la Cruz.  Fue el año de 1980 cuando se inició la habilitación de este espacio, para que mantuviera la vieja fuente pública que existió ahí desde 1737 y se honrara con sendas esculturas a algunos de los personajes importantes en la fundación de la ciudad. Desde 1902 y hasta 1979 existió ahí el original Mercado de La Cruz, que llevaba por nombre oficial, Josefa Ortiz de Domínguez, pero todos se referían al mismo por el nombre del convento vecino. Fue al año siguiente  de que el mercado se trasladara unas cuadras al norte, cerca del río, que se abrió la plaza de nuevo con su centenaria fuente. Hace unos años el gobierno municipal también estableció este espacio para que indígenas de origen otomí pudieran vender la cerámica y los textiles que elaboran.

En la margen poniente de la plaza hay varios comercios que ofrecen alimentos o golosinas a los visitantes. Algunos de estos establecimientos cuentan con mesas y sillas para pasar ahí un  agradable y placentero momento en la sombra vespertina. Ahí se encuentra La vieja Varsovia, una cafetería más que restaurante, que tiene como principal característica la elaboración de pan artesanal, pero que prepara y sirve otros productos. La plaza es tranquila, con mucho que ver y comentar mientra se degusta un plato de quesos o una pizza a la leña. Hace algunas semanas estuve ahí con una de mis hijas y esposa pudimos comer hasta saciarnos con su magnífica comida por 120 pesos, incluso nos llevamos a casa la hogaza de pan que compramos para acompañar los quesos. La carta es pequeña, pero bien seleccionada y el tipo de alimentos es diferente a lo que se ofrece en otros establecimientos de la zona. La vieja Varsovia es otro de los hermosos y placenteros rincones queretanos.