lunes, 29 de agosto de 2022

El ser humano y la naturaleza

 El Rancho Vía Orgánica y Bárbaro, asador de campo.


En los últimos meses he visitado un par de restaurantes muy diferentes y que reflejan muy bien las nuevas tendencias o nuevos tiempos. Ambos tienen una amplia parte de terreno agrícola donde se cultivan muchos de los productos que usan en sus platillos. Obviamente esto hubiera sido muy difícil en los restaurantes de la mayor parte de mi vida que pasé en la ciudad de México. Pero ahora es fácil salir de la ciudad de Querétaro y visitar zonas semiurbanas donde pueden existir lugares así. El propósito no es tanto producir ingredientes directamente para reducir costos, sino ofrecer alimentos orgánicos, de mejor calidad y cultivados a la manera tradicional o natural. El primero de ellos es el Rancho Vía Orgánica en el estado de Guanajuato, pero a menos unos 40 minutos de la ciudad de Querétaro, a unos siete kilómetros de la población de Purísima de Jalpa (véase Por los caminos del centro, junio 2021). El segundo es el restaurante Bárbaro, asador de campo, que se encuentra por la carretera 100, que va de la carretera México-Querétaro hacia el Aeropuerto, Bernal y la Sierra Gorda, justo a espaldas del zoológico Wamerú. En ambos lugares hay amplios espacios para cultivar diversos vegetales, verduras o frutales para sorprender o instruir a los visitantes sobre el origen o cultivo de sus alimentos.

Rancho Vía Orgánica


El restaurante, muy campestre


Los cultivos





La tienda

La mayor parte de su historia los seres humanos habían estado por necesidad muy cercanos a sus fuentes de alimentación, casi todo su existencia fueron cazadores recolectores y por lo reducido de sus grupos, siempre debieron conocer como buscar y procesar los alimentos. Si el Homo Sapiens tiene cerca de un millón de años, solamente en los últimos diez mil años en promedio (1 %), algunos hombres empezaron a distanciarse de la fuente de aquello que comían, cuando no solo aparecieron la agricultura y la ganadería, sino también grupos especializados que se dedicaban en exclusivo a producir los alimentos. La posterior proliferación de centros urbanos aumentó definitivamente la distancia entre sus habitantes y el origen de alimentos de los reinos vegetal y animal. Pues la distancia e ignorancia sobre todo aquello que comemos ha crecido tanto que ahora puede resultar muy interesante y atractivo conocer de forma más directa el origen de nuestros alimentos. Seguramente sobre todo en la parte vegetal, pues conocer el origen y procesamiento de la carne pudiera no ser tan atractivo. Todos saben que el maíz es muy importante en la dieta del mexicano, pocos han estado en una milpa, menos conocen el proceso de nixtamalización. Todos sabemos que la leche es casi siempre de vaca, pocos han acariciado una y menos la han ordeñado. Recuerdo hace algunos años que al oír a lo lejos un asno rebuznar, una estudiante aseguraba que debía tratarse de un cerdo. Todos conocemos las aceitunas, pero pocos han visto una oliva en el árbol. Está de moda el retorno a lo natural, pero pocos van de vuelta a la naturaleza, la mayoría lo busca desde las ciudades y son definitivamente un gran y lucrativo mercado.

Bárbaro, hay más mesas en el exterior

Cocina

Viñedo

Coles de Bruselas

Alcachofas

Así me imagino el Paraíso

Flores de jamaica

Passiflora

Platillos poco comunes


Tienda



Así que en este par de restaurantes más allá de lo natural, sano u orgánico, me resultó interesante el conocer o ver el origen de algunos alimentos. Jamás había visto la planta de la flor de jamaica, sí, esa para preparar agua de sabor. Tampoco conocía la planta de las coles de Bruselas.  En ambos lugares dan recorridos en los que se muestran las plantas y se explica lo más importante de su cultivo. Ambos tienen tienda de sus productos u otros del mismo tipo. En Vía Orgánica incluso hay cursos de sustentabilidad, alimentación saludable, agricultura regenerativa orgánica y degradación ambiental. En ambos lugares la comida es buena, no tan común (Bárbaro tiene un buen bar) y ambos lugares son muy hermosos y tranquilos. Ya lo dije, lo natural, orgánico o sano, en lo particular poco me atrae o interesa. Por cientos de miles de años nuestros ancestros que hacían mucho ejercicio, comían todo orgánico y natural no llegaban por lo regular más allá de los treinta o cuarenta años de edad. La longevidad no es algo que deseo y nada la garantiza, el disfrute de esos pocos o muchos años me interesa más. Asómate a estos escaparates de la antigua vida natural, conócela un poco, relájate y disfruta de la comida que ofrecen.