jueves, 24 de febrero de 2011

Una cantina diferente.


Hueso



El Indio.
Una de las cantinas más originales en Querétaro se encuentra en la colonia Popular. La mayor parte de este tipo de establecimientos se encuentran en el centro de la ciudad, por el río o el barrio de la Cruz, zonas con mucha afluencia, pero el Bar El Indio se encuentra en una barrio alejado del centro de la ciudad, un vecindario de la clase trabajadora queretana, apenas a un par de cuadras de la pulquería El Borrego (véase Un mundo que se desvanece, octubre 2010). Al igual que El Borrego, no tiene siquiera un letrero que lo identifique, pero seguramente no lo necesita, su clientela saben muy bien donde está. El día que lo visité me dio la impresión de que ahí la presencia femenina no es tan común, pero como en toda buena cantina advertí una gran familiaridad entre los asistentes. El lugar no es muy grande, comparado con las cantinas del centro, pero cómodo y acogedor. La botana es muy buena; me sorprendí cuando se nos ofreció un “hueso”. Debe de ser la articulación de los huesos largos del cerdo, no tiene mucha carne ni un sabor muy fuerte, pero sin duda es muy entretenido desprender poco a poco pequeños trozos de carne aquí y allá. El ambiente y los tragos son definitivamente muy buenos. EL Indio se encuentra en Antonio Alzate 40-A.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Verdadera comida mexicana.

















Comunidades indígenas.
Uno de los eventos culturales más importantes y atractivos en Querétaro es el Encuentro de las culturas populares y pueblos indígenas; del 2 al 17 del pasado mes de octubre se realizó la novena edición. El encuentro no sólo se extiende por dos semanas, tiene decenas de eventos; exposiciones artísticas, muestras gastronómicas, muestra artesanales, conferencias, mesas redondas, presentación de publicaciones y videos, talleres de artesanías y muestras de rock indígena en su propia lengua, coros, danza y teatro. Todas estas actividades se verifican en los múltiples espacios del centro histórico de la ciudad.
Son tantos los eventos que difícilmente se podría asistir siquiera a una quinta parte de ellos, pero esa es una de sus principales características, ofrece atractivos para todos. Obviamente mis eventos favoritos son aquellos que involucran alimentos, sobre todo la muestra de comida de los grupos indígenas queretanos. El Jardín Guerrero fue la sede el año pasado, en largas mesas se exhibían y vendían muy variados y exquisitos platillos. Había gelatinas de tuna, tlacuache en mole verde, mole de tortuga, pulque, tostadas de arriero, conejo en mole rojo, tamales, frijoles, tortillas decoradas, chilacayotes, tortitas de camarón en mole, conejo en mole, atole blanco y muchos otros platillos que ya no recuerdo. Los indígenas de las comunidades queretanas preparan, ofrecen y sirven toda esta variedad de alimentos de forma muy amable y siempre dispuestos a contestar las preguntas que se les formulan. Las tortillas se hacen ahí mismo, a mano y puede uno taquear con los platillos que se ofrecen. Un gran estómago es necesario, el truco es no comer con rapidez, conversar un poco con las personas de cada mesa y así en una o dos horas alcanzar a probar lo más posible.
El último fin de semana del encuentro hubo también en la plaza frente al templo de Santa Rosa Viterbo una muestra de productos oaxaqueños. Vendían textiles, cerámica, chocolate, mezcal, mole, chapulines, queso y pan. Había también un par de puestos que ofrecían alimentos oaxaqueños preparados. En uno vendían con gran éxito sendas tlayudas, con quesillo, chorizo o tasajo. En el otro había agua de chilacayote, empanadas, tostadas, quesadillas, molotes, tamales de mole negro, amarillo o verde. Era como estar en el cielo o en el mercado 20 de noviembre en Oaxaca. Espero con avidez el siguiente encuentro en septiembre u octubre.

domingo, 13 de febrero de 2011

Querétaro sibarita.









Comida coreana.
En este espacio me gusta mucho escribir sobre comida mexicana o queretana, me encanta comer, pero como buen tragón me gusta probar de todo, ir más allá de las fronteras culinarias de nuestro país. He probado algo de otras comidas del mundo y siempre estoy dispuesto a probar más. Por suerte la comunidad internacional en Querétaro es grande y sigue creciendo, así que hay cada día más restaurantes. A inicios de este año pude por fin visitar el restaurante Sandurle. Chae Hee, una estudiante coreana del Bachillerato Internacional me había hablado de este establecimiento de su familia y por una razón u otra no había podido visitarlo. El establecimiento se encuentra en la calle de Clemencia Borja Taboada, en la colonia Acueducto en Juriquilla. La familia Shin se hace cargo también de los comedores en las fábricas de Samsung y Daewoo aquí en Querétaro.
El lugar es amplio y muy limpio. Hay carta en coreano y español, que además tiene convenientes fotografías de los platillos para orientar un poco a los que ignoramos todo acerca de la comida de Corea. Al inicio sirven algunos platos con pequeñas porciones de ricos pero extraños alimentos, recuerdo como muy bueno unas algas fritas y dulces. Hay palillos y tenedores, con orgullo declaro que pude comer todo mis alimentos sin tocar el tenedor. Los platillos principales son muy grandes. Nosotros cuatro pedimos dos platillos supuestamente para dos personas y pudimos apenas comer la mitad de cada uno. No puede uno dejar de pensar en la comida china por los ingredientes, condimentos, texturas y presentación. Hay que recordar que Corea colinda al norte con China y fue un protectorado chino hasta que en 1895 les fue arrebatada por Japón, al igual que la isla Formosa o Taiwán. Hay mucho que probar en el Sandulre, me imagino que seleccionamos los platillos comúnmente más atractivos para los mexicanos, pero que los coreanos seguramente acostumbran pedir otras cosas. Las comidas china o japonesa son muy comunes en México, la comida coreana es un la oportunidad de probar algo nuevo e ir aprendiendo de otro lugar de nuestro mundo.