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martes, 8 de junio de 2021

Hotel y restaurante Villa Bonita

Daniel Meneses Treviño


Muy cerca de El Pueblito, se encuentra el hotel y restaurante Villa Bonita (anteriormente

conocido como Villas Bonilla), el cual se caracteriza por su inigualable vista panorámica a la

cañada formada por el río El Pueblito, que forma parte de la Reserva Ecológica El Batán.


Este lugar se localiza específicamente en la calle Luis Echeverría #47-A de la colonia Santa

Bárbara segunda sección, en el municipio de Corregidora. Para llegar aquí desde Querétaro

capital, hay que tomar el Libramiento Surponiente o la Avenida Paseo Constituyentes rumbo a Celaya

libre hasta llegar a la intersección con la carretera a Coroneo, en donde hay que girar a la izquierda

 y en la primera calle a la derecha pasando el puente de Santa Bárbara, (si se llega desde 

Paseo Contituyentes, sí se puede subir uno al puente, pero viniendo desde el libramiento, se llega a

 la lateral); hay que dar vuelta, y ya de ahí es todo derecho por 700 metros aproximadamente hasta

llegar a la siguiente entrada.  Villa Bonita cuenta con un pequeño estacionamiento, por lo que en

 los días más concurridos (principalmente fines de semana), este se llena y hay que buscar lugar afuera.


Villa Bonita es una muy buena opción para quienes desean salir en tiempos de COVID-19 y no 

quieren exponerse mucho, pues es un lugar al aire libre ventilado por la fresca brisa

proveniente de la cañada, en donde al entrar, le toman a uno la temperatura corporal y lo

sanitizan de pies a cabeza literalmente; además de que se mantiene la distancia social

entre mesa y mesa en el caso del restaurante.



En esta estación de sanitización, se pueden ver las certificaciones de turismo responsable y

seguro en pandemia que tiene el lugar, así como indicaciones de mantener la distancia

social y también, los métodos de pago aceptados. Al restaurante de Villa Bonita se puede ir a

desayunar o a comer, pues está abierto de 8:15 a.m. a 5:45 p.m. de martes a domingo; sin 

embargo, la gente prefiere ir a desayunar, pues el lugar es ideal para pasar una mañana

 tranquila mientras se contemplan los paisajes naturales que se pueden ver desde el restaurante.

La mayor parte de los desayunos son comida mexicana, y se arman en paquete, por lo que 

además del plato fuerte, incluye café de olla o té refill, una pieza de pan dulce y un plato de

 fruta de temporada.



Una ventaja para los dueños de mascotas es que el restaurante es pet-friendly, pues mucha

gente acude con perros, y de hecho, en el lugar también tienen perros, aunque antes también 

tenían otros animales como conejos y tortugas.  En cuanto al hotel de Villa Bonita, cuenta

con pocas habitaciones, pero la mayoría fueron construidas en forma de cabañas rústicas, para que

estuvieran en armonía con el paisaje.  Al igual que el restaurante, todas las habitaciones de Villa

Bonita tienen una hermosa vista al panorama natural de la cañada de El Batán. Además, algunas 

de las habitaciones también cuentan con jacuzzi para dos personas. Se puede reservar en el lugar, 

por teléfono, e incluso por Airbnb, en donde se promociona una habitación para dos personas en

 $900 por noche.




Una de las amenidades de Villa Bonita es su temazcal, el cual tiene una capacidad

aproximada de 8 personas. No es necesario estar hospedado para entrar al temazcal,

aunque sí hay que hacer reservación. El costo por persona es de alrededor de $300, e

incluye ritual prehispánico, sábila, té de desintoxicación, sopa de temazcal (que se consume

al salir de este) y desayuno al término de la sesión. 


 


Es curioso que a pesar de que Villa Bonita esté algo escondido y en una colonia popular

como Santa Bárbara (pues creo que muchas personas, incluyéndome, no esperamos

encontrar lugares como este ahí), es un lugar cuyo éxito ha sido tal que incluso en

pandemia, que se supone que menos gente va, los dueños han decidido invertir en una

nueva terraza arriba del restaurante (actualmente en construcción), para en un futuro

duplicar su capacidad, pues saben que pueden explotar más el potencial de este lugar. En 

definitiva, Villa Bonita es un lugar que está bien representado por su nombre y vale la

pena conocer, pues sus maravillosas vistas a la naturaleza hacen que aquí uno pueda

despejar su mente y desconectarse del ajetreo de la ciudad o del estresante confinamiento,

ya sea yendo a desayunar (o comer), asistiendo a una relajante sesión de temazcal o hasta

hospedándose en las habitaciones tipo cabaña; y lo mejor de todo, sin salir de la zona

metropolitana de Querétaro.




miércoles, 2 de junio de 2021

 

Por los caminos del centro

Explorando y descubriendo

Uno de mis aficiones más antiguas y favoritas es salir de paseo sin plan o ruta alguna. Salir de la ciudad y luego tomar caminos vecinales que parten de las grandes carreteras y ver qué hay en ellos. También se puede hacer en la ciudad, conducir por esas calles o avenidas frente a las que pasa uno muchas veces pero no se recorren, hasta ese sábado y domingo que anda uno explorando.  Ya desde que era hijo de familia mi padre lo hacía y con mi familia lo he seguido haciendo. ¿A dónde vamos? preguntaba yo y la respuesta de mi padre era “a donde apunten las narices”. Yo les contestaba a mis hijas “ no sé, a dar la vuelta” y no les gustaba mucho la respuesta, pero casi siempre acabaron disfrutando esos lugares recorridos o encontrados fortuitamente.

"No sé, a dar la vuelta"


Pues lo sigo haciendo y más porque llevo apenas 15 años viviendo en Querétaro y mucho es todavía territorio desconocido. Mi esposa me ha acompañado a esos recorridos por casi cuarenta años, pues lo hacíamos incluso antes de casarnos. Hace unas semanas decidí seguir manejando una vez que atravesé la población de Mompaní, hay un pequeño camino al inicio pavimentado y luego terracería, que seguía con rumbo noreste. Me detuve a platicar con unas personas que estaban en una comunidad que encontré y que se llama La Tinaja de los Rodríguez y ahí me enteré que por un camino un kilómetro atrás, podía llegar a la carretera que va hasta San Miguel de Allende. Pues decidimos seguir esa ruta y fue muy interesante. Hay pequeños cerros y mucha naturaleza, y estoy seguro que cuando llueve su belleza se ha de multiplicar. Pasamos por una pequeña comunidad llamada Purísima de Jalpa (Guanajuato) que se encuentra en un hermoso valle y bordeando un pequeño lago, que igual, en verano ha de ser más grande y hermoso. Llamó mi atención su iglesia, que se veía antigua, grande, con un magnífico trabajo en piedra y particularmente hermosa. Tal cual nos habían dicho, pasando Jalpa fuimos a dar a la carretera a San Miguel de Allende, algunos residentes de esta población tienen pequeñas y hermosas casas en Jalpa. Sin museos, tiendas, balnearios u otros atractivos, el viaje me resultó muy interesante y único. Tenemos que volver a ver la zona ya reverdecida por la lluvia y porque queremos conocer una granja ecológica que ese día vimos anunciada en el camino.


Jalpa a lo lejos

Presa y lago antes de la época de lluvias



Templo del Señor de la Misericordia



Un par de semanas después tomamos rumbo a la frontera de Querétaro con Guanajuato por la carretera hacia San Luis Potosí e igual, una vez que pasamos la desviación hacia San Miguel de Allende entramos por un camino vecinal que nos llevó a una comunidad llamada Jofre que tiene una hermosa hacienda. Volvimos a la carretera y casi un kilómetro adelante entramos en otro camino que primero pasa por otra comunidad de nombre Jofrito, llena de todo tipo de comercios. Seguimos unos cuatro kilómetros por el mismo camino pavimentado y llegamos a La Gotera. Esta comunidad me hizo renovar mi vocación de explorador de fin de semana, pues resultó en extremo interesante y sorprendente.  Apenas entrábamos a La Gotera cuando llamó mi atención el humo negro y terrenos excavados que reconocí como de ladrilleras, pero esos establecimientos son de alguna manera comunes. Unos metros adelante vi una especie de bodega afuera de la cual había algunos grandes montones de cáscara de coco, lo cual me sorprendió mucho pues no hay cocoteros a menos de 400 o 500 kilómetros. Inmediatamente pensé que era un extraño lugar para que alguien vendiera o usara tal cantidad de coco. Como he comprado tierra para jardín mezclada con fibra de coco pulverizada, pensé que quizá valiera la pena traer la fibra hasta Querétaro para ese fin. Lo más curioso fue que cien metros adelante, vimos otra gran bodega con más cerros de cáscara de coco y ya entonces decidí detenerme y preguntar la causa de tan poco común negocio en una comunidad queretana. Vimos que en el interior de la bodega tenían cientos de cocos completos y que tres personas trabajaban separando la corteza o fibra del coco propiamente. ¿Cómo o por qué en una pequeña comunidad tierra adentro y tan escondida se vendía tal cantidad de cocos? Bueno ahí nos dijeron que en La Gotera había todavía cinco o seis negocios más de venta de coco. Que a diario llegan al lugar de menos cinco camiones procedentes de Lázaro Cardenas, Michoacán, cargados de toneladas de cocos.  Me pareció algo de una película o novela surrealista. Toneladas de coco entregadas en una pequeña comunidad que apenas aparece en el mapa (cuatro mil habitantes). Pues resulta que efectivamente venden los cocos a personas que van por ellos desde Querétaro, partes de Guanajuato e incluso de San Luis Potosí. Que todas esas camionetas que se estacionan por toda la región y detrás de las que se vende agua de coco y otras bebidas, son personas que viven en La Gotera o  muy cerca. También aclararon que ya seca, venden la fibra como combustible para los hornos en las ladrilleras, pero que su principal ingreso es de la venta de los cocos y no de la fibra.  En los breves minutos que preguntaba y compraba tres cocos, llegaron otras personas, me imagino lugareños a comprar tres, cuatro, cinco cocos cada uno. 

Fibra de coco en sorprendente cantidad



Cocos, algunos muy frescos

Removiendo la fibra

Cocos sin corteza

En una bodega de la misma población vi que vendían pulpa de fruta congelada para elaborar bebidas o helados (muy buena): mango, ciruela, mamey, guanábana, maracuyá y muchas más que no recuerdo. Pregunté y me dijeron que todas les llegaban desde Nayarit y que sus clientes eran los mismos que venden otras aguas además de las de coco. En otra bodega vendían todo tipo de frituras que me informaron traían desde Toluca y aunque ofrecían en menudeo, gente de toda la región la compraba por caja para revender. Definitivamente La Gotera, Querétaro fue una gran sorpresa (ya muy cerca de la frontera con Guanajuato). Si quieres conocer este inusual lugar, está a menos de una hora de la ciudad de Querétaro. La capital del coco en Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí y a 500 kilómetros de la costa.


 Pulpa de guanábana, ciruela, mamey y mango

Frituras por caja

Plátanos fritos, papas fritas, palomitas, 

 

miércoles, 26 de junio de 2019

Conocer comiendo III



Lo que se bebe en Querétaro.
Pues ahora le toca su turno a las bebidas y se debe iniciar por una que si bien no es tradicional o doméstica, sino industrializada, es sin duda queretana y se encuentra por todo el estado. Los refrescos Victoria son bebidos por todo queretano de hoy en día y como esa marca cumplió ya un siglo de existencia son muy conocidos, incluso añorados por algunos queretanos expatriados. Son los refrescos regionales, como el Cristal y el Soldadito de chocolate de Yucatán, el Escuis de Tampico, el Yoli de Acapulco, el Jarochito de Veracruz. Los primeros refrescos Victoria empezaron a ser elaborados en la ciudad en la segunda década del siglo pasado (hubo también otras marcas locales como el Cervemel y el Sidrál Manzá, ambos desaparecidos). Al parecer iniciaron con un refresco sabor manzana al que llamaban sidra.  Poco a poco los sabores aumentaron y hoy en día encontramos también naranja, toronja, grosella, piña y sangría. Luego de un par de décadas fue en 1938 cuando la compañía Victoria empezó su gran crecimiento, pues en ese año se convirtieron en distribuidores y luego fabricantes de la Coca-cola en Querétaro. Es seguramente su temprana alianza con la gran corporación internacional la que le aseguró su existencia y crecimiento hasta nuestros días. 



Otra bebida que se consume por todo el estado es el pulque, cada vez menos lamentablemente. En la ciudad de capital quedan apenas un par de pulquerías, si bien es cierto que en algunos bares y restaurantes venden esta bebida también, casi siempre en curados. (véase Un mundo que se desvanece, octubre 2010 y La auténtica bebida nacional, junio 2009) En algunos mercados también se vende aguamiel, que con el calor y la fermentación ya para mediodía es más bien pulque.  En toda pequeña comunidad del estado seguramente también hay pulque, pero la mayoría para consumo local y para los visitantes se vende a veces en puestos de barbacoa.  Sería bueno por ahí encontrar alguna vez curado de huamishe o de garambullo.

Muy felices al salir de una de las últimas pulquerías 

Curado de piña y blanco

Tenemos dos bebidas de neto origen indígena, de hecho que se encuentran casi exclusivamente en celebraciones o ferias de comunidades indígenas y cuando se les ofrezca es prácticamente obligatorio probarlas, pues son bebidas rituales.  El Charape tiene como base al pulque, al cual se le agrega piloncillo molido, azucares que al fermentar dan a la bebida un mayor contenido alcohólico que el pulque original. Para dar sabor se le agrega comúnmente una pasta de cacahuate molido, canela y anís. El Colonche es una bebida preparada con tunas rojas (cardonas) que se pelan se convierten en una pasta, hay quien agrega alcohol o azúcar y se deja fermentar por un par de días.  En Querétaro es más común el pulque de tuna roja, muy espeso y gracias a la dulce tuna tiene mayor contenido alcohólico y sabor que el simple pulque.

Agua de huamishe


Se vendía colonche, pulque, charape y licor de manzana
El Viejo por probar charape y colonche

 
En las comunidades indígenas hay una gran variedad de atoles, entre los cuales destacan el atole blanco o puzcua hecho con maíz blanco y también el de cacahuate, ambos endulzados con piloncillo. En algunos restaurantes y comunidades también se puede encontrar fresca agua de huamishe.


Bodega subterránea

Elaboración de vino


El estado es también importante productor de vino de mesa y probablemente no tan buen consumidor. En los municipios del semidesierto hay muchos viñedos y bodegas.  Hay vinos de diversos tipos y calidades y es muy interesante visitar los lugares donde se producen. Por toda la zona hay grandes letreros de la llamada Ruta del queso y del vino y en el verano en Tequisquiapan se celebra la Feria nacional del queso y del vino. En la ciudad de Querétaro también se pueden encontrar los sorprendentes licores de la familia Varela frente al templo de la Cruz (véase ¡Tú tan dulce y yo tan diabético!, enero 2015) En el municipio de San Joaquín se producen y venden tanto jugo como licor de manzana.  La oferta de bebidas en Querétaro aumenta, no olviden la cerveza de Hércules (véase Chelas históricas, enero 2017) además del histórico y hermoso lugar donde se elaboran y expenden.

Productos de San Joaquín

Licores de la familia Varela

Cervezas de Hércules

Cervecería Hércules



martes, 3 de enero de 2017

Chelas históricas.

La cervecería Hércules.
En Querétaro como en muchas otras ciudades los vestigios o restos de su pasado van desapareciendo día a día. Es por esto que me causa una gran alegría el hecho de que algunos espacios antiguos sean reutilizados y se mantengan. Cada que se destruye un edificio antiguo se pierde conocimiento e identidad.  Uno de los edificios más importantes de Querétaro en el último siglo y medio ha sido el de la fábrica textil del Hércules. Este establecimiento transformó a la ciudad tanto como la llegada del ferrocarril en 1882. Antes de crearse esta famosa fábrica textil en el lugar existía desde 1595 un molino que aprovechaba el caudal de agua del río Blanco, hoy río Querétaro, para mover las pesadas piedras que molían granos. Los dueños del Molino Colorado, como se le conocía, fueron descendientes de Conín, importante personaje dentro del proceso de conquista española de la región. Habría que recordar que hasta el siglo XIX este lugar estaba distante casi dos kilómetros y medio de la ciudad de Querétaro, para llegar al Molino Colorado había que cruzar desde el convento de la Cruz los extensos campos de la hacienda de Carretas. Fue en el año de 1838 cuando el emigrante español Cayetano Rubio decidió comprar el Molino Colorado para convertirlo en una moderna fábrica textil de las que ya había cientos en Europa. Querétaro se distinguió desde la época colonial por su gran producción textil, pero ésta se hacía en cientos de pequeños talleres familiares por toda la ciudad. Desde el siglo XVIII se había desarrollado en Inglaterra telares completamente mecanizados y para la época que Rubio llegó a Querétaro había ya cientos de miles de ellos en Europa. La producción no empezó de inmediato, pues tuvieron que hacer adaptaciones al viejo edificio y también obras hidráulicas que llevaran agua suficiente que se convertiría inicialmente en la fuerza motriz de la maquinaria. Fue necesario también mejorar a través de la Sierra Gorda un camino que permitiera traer desde el puerto de Tampico la moderna maquinaria textil inglesa. Fue hasta 1846 que por fin la nueva fábrica textil llamada Hércules inició su producción. Este gran paso en el desarrollo de Querétaro, también significó el cierre de prácticamente los pequeños telares en la ciudad y alrededor de la nueva fábrica empezó a aparecer un asentamiento donde vivían los cientos de obreros. Así surgió el pueblo del Hércules, que pronto tendría su propio templo, escuela y más adelante se comunicaría con la ciudad de Querétaro con un tranvía inicialmente de mulitas y luego de motor. Se considera el Porfiriato el inicio de la industrialización en México, pues he aquí que en Querétaro ese proceso dio inicio casi treinta años antes de que Díaz llegara al poder. El Hércules se convirtió en uno de los elementos más importantes de la economía de la ciudad, ahí inició el proletariado queretano, ahora tan grande. El antes apartado Hércules se convirtió en parte de la ciudad en la primera mitad del siglo XX (véase Hércules, junio 2011). La fábrica vio su mejor época ya hace muchas décadas, pero sigue produciendo, aunque hubo el rumor de su cierra definitivo allá por el año 2008.




No todas grandes naves de la fábrica se utilizan o siguen produciendo, algunos edificios se ven prácticamente abandonados, incluso alguna vez llegué a pensar que el lugar sería ideal para la nueva estación del veloz tren que planeaba conectar a Querétaro con la ciudad de México. Desde hace unos años parte de la fábrica recibió un nuevo uso, ahí se elabora y se consume cerveza artesanal.  La Compañía Cervecera Hércules se aloja en parte de este histórico lugar. Sin mayor restauración o remozamiento viejas naves y un gran patio alojan este poco común establecimiento. Abren de miércoles a domingo y en algunos días tienen funciones de cine, música en vivo o venta de discos. La primera vez que visité la cervecería fui a escuchar a un estimado exalumno Fernando Heftye y su grupo Fishlights.












Me gustaría describir las diferentes cervezas que ofrecen, pero sólo puedo escribir sus nombres, pues no soy un conocedor. Lo importante es que visiten el lugar, prueben las chelas y se hagan su propio juicio.  Encontrar la Cervecería Hércules no es fácil, pues pudiera uno pensar que aunque está en la fábrica, tendría salida hacia la calle y no es así. En el costado sur (avenida Hércules Oriente) hay un pequeño estacionamiento enrejado, ahí al fondo está la entrada y en auto hay que recorrer dentro de las instalaciones de la fábrica todavía unos doscientos metros para llegar al jardín donde se pueden probar sus productos, hay un amplio estacionamiento. Se ofrecen también algunos sencillos alimentos, pero los fines de semana que tienen evento invitan a food trucks para complementar su oferta de comida. El jardín es muy amplio, abierto y la atmósfera casi steampunk lo hace muy agradable. Es un lugar familiar, no sólo para ir con tus sedientos amigotes, puedes fácilmente llevar a esa muchacha con la que quieres quedar como muchacho bueno y sano.