martes, 3 de enero de 2017

Chelas históricas.

La cervecería Hércules.
En Querétaro como en muchas otras ciudades los vestigios o restos de su pasado van desapareciendo día a día. Es por esto que me causa una gran alegría el hecho de que algunos espacios antiguos sean reutilizados y se mantengan. Cada que se destruye un edificio antiguo se pierde conocimiento e identidad.  Uno de los edificios más importantes de Querétaro en el último siglo y medio ha sido el de la fábrica textil del Hércules. Este establecimiento transformó a la ciudad tanto como la llegada del ferrocarril en 1882. Antes de crearse esta famosa fábrica textil en el lugar existía desde 1595 un molino que aprovechaba el caudal de agua del río Blanco, hoy río Querétaro, para mover las pesadas piedras que molían granos. Los dueños del Molino Colorado, como se le conocía, fueron descendientes de Conín, importante personaje dentro del proceso de conquista española de la región. Habría que recordar que hasta el siglo XIX este lugar estaba distante casi dos kilómetros y medio de la ciudad de Querétaro, para llegar al Molino Colorado había que cruzar desde el convento de la Cruz los extensos campos de la hacienda de Carretas. Fue en el año de 1838 cuando el emigrante español Cayetano Rubio decidió comprar el Molino Colorado para convertirlo en una moderna fábrica textil de las que ya había cientos en Europa. Querétaro se distinguió desde la época colonial por su gran producción textil, pero ésta se hacía en cientos de pequeños talleres familiares por toda la ciudad. Desde el siglo XVIII se había desarrollado en Inglaterra telares completamente mecanizados y para la época que Rubio llegó a Querétaro había ya cientos de miles de ellos en Europa. La producción no empezó de inmediato, pues tuvieron que hacer adaptaciones al viejo edificio y también obras hidráulicas que llevaran agua suficiente que se convertiría inicialmente en la fuerza motriz de la maquinaria. Fue necesario también mejorar a través de la Sierra Gorda un camino que permitiera traer desde el puerto de Tampico la moderna maquinaria textil inglesa. Fue hasta 1846 que por fin la nueva fábrica textil llamada Hércules inició su producción. Este gran paso en el desarrollo de Querétaro, también significó el cierre de prácticamente los pequeños telares en la ciudad y alrededor de la nueva fábrica empezó a aparecer un asentamiento donde vivían los cientos de obreros. Así surgió el pueblo del Hércules, que pronto tendría su propio templo, escuela y más adelante se comunicaría con la ciudad de Querétaro con un tranvía inicialmente de mulitas y luego de motor. Se considera el Porfiriato el inicio de la industrialización en México, pues he aquí que en Querétaro ese proceso dio inicio casi treinta años antes de que Díaz llegara al poder. El Hércules se convirtió en uno de los elementos más importantes de la economía de la ciudad, ahí inició el proletariado queretano, ahora tan grande. El antes apartado Hércules se convirtió en parte de la ciudad en la primera mitad del siglo XX (véase Hércules, junio 2011). La fábrica vio su mejor época ya hace muchas décadas, pero sigue produciendo, aunque hubo el rumor de su cierra definitivo allá por el año 2008.




No todas grandes naves de la fábrica se utilizan o siguen produciendo, algunos edificios se ven prácticamente abandonados, incluso alguna vez llegué a pensar que el lugar sería ideal para la nueva estación del veloz tren que planeaba conectar a Querétaro con la ciudad de México. Desde hace unos años parte de la fábrica recibió un nuevo uso, ahí se elabora y se consume cerveza artesanal.  La Compañía Cervecera Hércules se aloja en parte de este histórico lugar. Sin mayor restauración o remozamiento viejas naves y un gran patio alojan este poco común establecimiento. Abren de miércoles a domingo y en algunos días tienen funciones de cine, música en vivo o venta de discos. La primera vez que visité la cervecería fui a escuchar a un estimado exalumno Fernando Heftye y su grupo Fishlights.












Me gustaría describir las diferentes cervezas que ofrecen, pero sólo puedo escribir sus nombres, pues no soy un conocedor. Lo importante es que visiten el lugar, prueben las chelas y se hagan su propio juicio.  Encontrar la Cervecería Hércules no es fácil, pues pudiera uno pensar que aunque está en la fábrica, tendría salida hacia la calle y no es así. En el costado sur (avenida Hércules Oriente) hay un pequeño estacionamiento enrejado, ahí al fondo está la entrada y en auto hay que recorrer dentro de las instalaciones de la fábrica todavía unos doscientos metros para llegar al jardín donde se pueden probar sus productos, hay un amplio estacionamiento. Se ofrecen también algunos sencillos alimentos, pero los fines de semana que tienen evento invitan a food trucks para complementar su oferta de comida. El jardín es muy amplio, abierto y la atmósfera casi steampunk lo hace muy agradable. Es un lugar familiar, no sólo para ir con tus sedientos amigotes, puedes fácilmente llevar a esa muchacha con la que quieres quedar como muchacho bueno y sano.






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