martes, 25 de agosto de 2020

¡Muy buenos para la lana!

Coroneo

Algo que distinguió a Querétaro en la época colonial fue su producción textil, en las orillas de aquella pequeña ciudad había un gran número de trapiches u obrajes. Ambos eran talleres donde se producía tela y lo que los distinguía era su tamaño, los primeros era pequeños talleres familiares y los segundos grandes talleres que reunían a varios telares y trabajadores. Los informes de las autoridades virreinales nos hablan de una gran producción de telas de algodón y también una parte de telas de lana. Estos talleres eran una parte muy importante de la actividad económica de la ciudad, pero tanto talleres como trapiches disminuyeron de forma importante. Los trabajadores textiles trabajaban o incluso vivían en muy malas condiciones. Los dueños de los talleres recurrían al sistema de endeudamiento para asegurarse una fuerza laboral constante, además de malos sueldos y malas condiciones, aumentaban sus ganancias.  El barón Alexander von Humbolt quien visitó Querétaro a fines de la época colonial describió estas condiciones.

"Los fabricantes de Querétaro practican la misma estratagema de que se valen los fabricantes de        paños de Quito y se usan en las haciendas en donde como faltan esclavos, los jornaleros son muy      escasos, se escogen entre los indígenas aquellos que son más miserables pero que muestran aptitud para el trabajo, se les adelanta una pequeña cantidad de dinero, que el indio como gusta de embriagarse, gasta en pocos días, constituido así en deudor del amo se le encierra en el taller con el pretexto de hacerle trabajar para pagar su deuda. No se le cuenta su jornal más que a real y medio… en vez de pagarse en dinero constante, se tiene buen cuidado en suministrarle la comida, el aguardiente y los vestidos, en cuyos precios gana el fabricante el 50 ó 60%. De esta manera el obrero más laborioso siempre está en deuda y se ejercen sobre su persona los mismos derechos que se creé adquirir sobre un esclavo comprado."

Pueblo y fábrica de Hércules
 











La Revolución industrial llegó al mundo textil queretano con la inauguración de la Fábrica del Hércules en el año de 1846, misma que ya contó con moderna maquinaria traída desde Inglaterra y que inicialmente requirió de gran cantidad del agua del río Querétaro como fuerza motriz. La producción de telas se recuperó con esta fábrica y otras que abrieron años más tarde. Esta modernización en la producción también vino a causar el cierre de los pequeños talleres que habían logrado sobrevivir a los cambios en el México independiente. Lo que al parecer no volvió fue la producción de telas de lana. El algodón siguió siendo la más importante materia prima y ya en el siglo XX aparecerían las fibras sintéticas. A fines del siglo pasado la producción textil dejó de ser importante en Querétaro, se impuso la producción de autopartes y otros nuevos giros.




Tienda en Coroneo





                                       En su mercado hay buen consomé y barbacoa




Fábrica el Rosario


El clima en Querétaro no llega a ser muy frío en invierno. Es quizá esta la razón por la que las telas de lana prácticamente dejaran de ser producidas. Finos casimires y otros productos de lana se elaboraron el siglo pasado por mucho tiempo en fábricas de Puebla y Tlaxcala y de forma artesanal en algunas regiones frías del país.  Aunque la lana poco se trabaja ya en Querétaro, muy cerca de la ciudad capital del estado, en Guanajuato, hay una de esas poblaciones o regiones que siguen trabajando esta fibra. A unos sesenta kilómetros de la ciudad de acueducto y las gorditas se encuentra la población de Coroneo y ahí los artículos de lana son su artesanía más importante. A un costado del mercado principal hay incluso un recinto (Mercado Artesanal Coroneo)  con decenas de pequeños locales que venden todo tipo de productos de lana, desde abrigadoras prendas, hasta estambre de lana para aquello que prefieran tejer lo propio. Hay también otras tiendas dispersas por sus calles, donde no solo se puede comprar, ropa o estambre, también puede uno encargar la elaboración de alguna prenda especial, por su tamaño, forma o decoración. Cada año los artesanos de Coroneo, participan en concursos nacionales con hermosas y finas prendas de lana. Hay decenas de personas que tienen toda una vida tejiendo la lana y hacen maravillas artesanales.  Se pueden encontrar desde gruesas cobijas, gabanes, sweateres, chalecos, rebozos, morrales, gorros, pantuflas, chambritas…  Es necesario aclarar que como en todo, en la lana de Coroneo hay diferentes calidades, hay que preguntar y comparar, pero todos los precios son muy buenos. Incluso hay en la orillas de la población una fábrica (El Rosario) donde se puede encontrar fino estambre de pura lana. Si visitas Coroneo debes detenerte en el restaurante Doña Lidia, que se distingue por su buena cocina y mobiliario único; había oído de la cama de piedra, pero nunca de mesas y bancas de ese material.

Cojín tejido por mi esposa

Chaleco hecho por pedido

Chaleco comprado en la plaza principal


Estambres 


Aperitivo servido al sentarte

Mesas y bancas para varias vidas

 

viernes, 5 de junio de 2020

El lado amable del confinamiento por Covid-19.




Aves queretanas.
En una entrada anterior en este blog (véase Vecinos desconocidos, nov. 2013) escribí sobre los animales silvestres que viven en la ciudad de Querétaro y con los que compartimos este espacio a diario.  Sí, hay ardillas, zorrillos, tlacuaches e incluso hace unos meses mi hija observó un cacomixtle encima de nuestra barda. Todo animal silvestre llama mucho mi atención pues la mayor parte de mi vida la pasé en la ciudad de México y ahí ver vida silvestre es algo poco común. Es quizá por eso que cuando viví en San Bartolo Ameyalco, una zona semirural en la orillas de esa ciudad disfruté mucho observar los animalitos. Compraba arroz quebrado y lo ponía en el suelo para que las aves lo comieran y las pudiera observar. La idea de animales o aves en jaulas no va conmigo. Llegaban decenas de gorriones a comer el arroz y algunas otras aves de mayor tamaño, pero me resultaba difícil distinguirlas a la distancia. Recuerdo mucho que llegaba a menudo una Chara Pechigrís, pájaro de tres veces el tamaño de un gorrión y de un hermoso color azul combinado con blanco y gris (hasta la fecha conservo algunas de sus plumas que dejaban por ahí). Hasta sin observarlas con detenimiento, era un gran placer embellecer el jardín con su presencia, incluso construí una pequeña casa con madera sobrante de trabajos escolares y ahí vivieron varios gorriones afuera de la ventana de la recámara de mis, en ese entonces, pequeñas hijas.

Gorriones comiendo arroz en San Bartolo

Chara Pechigrís, hermosa ave.
Carpintero Pechileonado

Mosquero Cardenalito

Hembra del Mosquero Cardenalito

Hembra del Mosquero Cardenalito

Gorrión Pechinegro

Gorrión Pechinegro, inquilino inadvertido

Zorzal Dorsicanelo

Zorzal Dorsicanelo


Colorín Oscuro hembra


Tórtola Colilarga
Gorrión de Cassin

Cuitlacoche común

Gorrión rascador
Semillerito Collarejo

Espiza


Pues aquí en Querétaro gozo también del placer de observar la fauna silvestre; al igual que en la ciudad de México, la mayor parte de los pájaros que llegan a comer el alimento que les ofrezco son gorriones. Llegan unos 20 o 25, cuando en San Bartolo llegué a contar cerca de 50 o más, claro, ofrecía más alimento, llegué a cómpralo por costal. Pero creo que aquí hay una mayor variedad. Ahora con motivo de los meses de confinamiento por la epidemia del Coronavirus he podido sentarme a observar con más detenimiento y cuidado las aves que acuden a comer o beber al jardín. También al observarlas a través del telefoto de la cámara he podido ver mejor sus características y distinguir diversas especies, pues antes veía pequeñas aves color café y no llegaba más allá. Hay seis o siete tipos de aves que a diario nos visitan, pero de vez en cuando llegan aves raras, que, o nunca había visto o no esperaba ver. Por suerte sólo un par de veces he visto aves de rapiña aquí, pues en San Bartolo varias veces me tocó ver a un halcón atrapar a hermosas aves de regular tamaño.

Golondrina Tijereta

Golondrina Tijereta

Zanate Mexicano

Carpodaco Doméstico




Paloma Aliblanca
Tangara Cabecinegra hembra


Bolsero Norteño Oscuro


Ya no ofrezco arroz sino una combinación de semillas que llaman en las tiendas alpiste compuesto. Obviamente hay aves que no comen semillas, sino frutos o insectos, pero igual se acercan a beber o a comer algunos frutos en los árboles. Veo cada verano a las golondrinas volar rápidamente por los alrededores, pero no he tenido la suerte que aniden en los aleros de la casa. Durante este confinamiento repuse un bebedero para los colibríes y han llegado a visitarnos más seguido. No he podido distinguir más de tres tipos de colibríes de las decenas que aparecen en la obra Aves de México, guía de campo. Es muy difícil identificar las especies, pues sus plumas cambian de color dependiendo del ángulo o luz con que se les observe. Hace unos días estuve muy feliz pues pude observar por apenas unos segundos un gran Loro Frentiblanco, pero era una especie nacional y no de las especies invasoras. He visto muchas aves hermosas, pero se posan por poco tiempo y no a todas las he podido registrar en fotografía, pero seré paciente. Pues son ya casi tres meses de casi no salir de mi hogar, espero que con el cambio de estación lleguen diferentes aves y pueda seguir muy entretenido disfrutando su belleza. 


Loro Frentiblanco














Amazilia Occidental

Entre más conoces, más disfrutas

Hay cuatro páginas como estas sobre colibríes