lunes, 24 de enero de 2011

Un viejo amor.




Inolvidable reencuentro.
Desde pequeño la conocí, paulatinamente me fui enamorando de ella y aunque tuve que dejarla hace cinco años, cuando vine a vivir a Querétaro, el pasado fin de semana resucitamos algo de los esos magníficos días de antaño. Soy un romántico, así que el sentimiento de revivir algo ido, hizo más fuerte y emotivo lo mucho que disfruté volver a ella.





Ella, la ciudad de México, desde mi infancia se me fue revelando poco a poco. Empecé entendiendo su gran tamaño, conectando Tlacoquemécatl mi barrio, con Mixcoac, con la colonia Juárez, con la Narvarte, con aquellos lugares donde acudía a la escuela o visitaba a familiares. Muy pequeño también conocí y disfruté los múltiples atractivos de Chapultepec. Pero poco a poco el centro de la ciudad me sedujo como ninguna otra parte. Recuerdo que mi madre trabajaba en la ya extinta Secretaría de Patrimonio Nacional, en un edificio en la Plaza de la República, frente al monumento a la Revolución. Ese edificio se quemó una noche, me imagino que allá a fines de los años sesentas. Algunos trabajadores de la Secretaría, entre ellos mi madre, fueron asignados temporalmente en el Palacio del Arzobispado en la calle de Moneda, a un costado del Palacio Nacional y media cuadra de la Plaza Mayor o Zócalo. En esa época inicia mi atracción hacia el centro, seguramente ese verano acompañe a mi madre a su trabajo varias veces y en lo que ella laboraba, yo recorría algunas de sus maravillosas calles. Todavía no se iniciaban los trabajos de exploración del Templo Mayor, así que la calle de Argentina, a la vuelta de la esquina, estaba llena de armerías y un museo de cera. Por ahí vi y probé por primera vez los tacos al pastor y también conocí las librerías de viejo en la calle de Mesones, la frenética actividad comercial en Correo Mayor, las ferreterías de San Juan de Letrán, la Churrería el Moro y llamaron mi atención las concurridas pulquerías en rumbos ya cercanos a la Merced. Conocí ese barrio hasta ese entonces extraño para mí, pero en el cual vivieron y estudiaron mis padres años antes. Pronto aprendí que en esta cautivante área era posible encontrar todo tipo de artículos y a muy buenos precios; también identifique las calles donde encontrar las diversas mercancías. Unos años más adelante regresaría solo a seguir mis recorridos por las tardes o sábados. Una hora y media hacía el tranvía desde la colonia Del Valle hasta la calle de Palma, a una cuadra del Zócalo y desde ahí iba a comprar revistas viejas por un peso a Mesones, a visitar o comprar aviones de madera de balsa a la Casa Vega en la misma calle y a ver o comprar aviones de plástico para armar (mi gran afición juvenil), en una pequeña tienda que también expendía boletos de lotería en Palma. Largo y monótono era el regreso, pero si en el bolsillo tenía todavía algo de dinero, me distraía comprando y leyendo algún periódico vespertino; temía caer dormido y despertar en el depósito de los tranvías. Ya para cuando me convertí en estudiante universitario seguí visitando sus librerías, conociendo y estudiando por tardes enteras en sus bibliotecas y descubriendo y disfrutando sus museos, hermosos templos y otros edificios históricos. Al empezar a trabajar y con la guía de mi madre fui conociendo algunos de sus magníficos restaurantes; años más tarde con mis compañeros de trabajo empecé a recorrer sus cantinas. Décadas enteras he estado conociendo y disfrutando el centro de la ciudad de México y todavía me sorprende con nuevos lugares o algunos otros que había pasado por alto; aunque en cuarenta años ha cambiado bastante, su carácter de lugar de múltiples, antiguos y muy mexicanos atractivos sigue siendo el mismo.


Calle de Madero



Mi más reciente paseo fue solo, sin familia o amigos, como han sido la mayor parte de mis visitas; sin plan alguno, tan sólo disfrutar y dejarme sorprender por algo nuevo o interesante. Busqué algunas camisas en las tiendas de Cinco de Mayo, pero terminé encontrándolas en la Camisería Bolívar, tienda fundada en 1898 y donde encontré no sólo un muy buen surtido de camisas y otros artículos para caballero, también una atención especializada. Seguramente había pasado frente a este lugar decenas de veces, pero hasta esta ocasión entré y me maravillé de su servicio, antigüedad y tradición. En Cinco de Mayo, pasé por la también antigua Dulcería de Celaya, fundada en 1874, donde compré unos buñuelos para mi madre que tanto los disfruta, así como picones, dulces de camote, para mi familia que me esperaba en Querétaro. Hace ya algunos años acostumbraba regalar a mi madre en navidad un buen número de los magníficos buñuelos de este establecimiento. Son grandes, del tipo llamado en antaño de rodilla, pues sobre esta parte del cuerpo se acostumbraba estirar la masa antes de freírla. A diferencia de los buñuelos del mismo tipo que se preparan por todo el país, los de la dulcería de Celaya no son remojados antes de comerse en miel de piloncillo y guayaba, sino que vienen ya rociados de una brillante y deliciosa miel muy espesa, ya prácticamente seca. Los mejores y más tradicionales dulces de nuestro país se pueden encontrar en esta dulcería: cocadas, mazapanes, picones, jamoncillos, buñuelos, alegrías, fruta cubierta, polvorones, trufas, rompope, palanquetas, glorias, puerquitos, muéganos, yemitas y aleluyas; por mencionar apenas una parte de su extenso surtido. Además el lugar es único, como transportarse en un instante al afrancesado Porfiriato. Tengo que decir que me sorprendí ante la gran cantidad de personas que encontré caminando por todo el centro y en especial por la calle de Madero, recién convertida en arteria peatonal. Más que paseantes, parecía aquello una manifestación o protesta. Pero en nada me incomodó y complacido estoy que muchos mexicanos disfruten de su ciudad capital. Al pasar por la calle de Gante entré al pasaje comercial Iturbide, que va hasta Bolívar; ahí encontré el establecimiento Méjico Viejo, Librería Anticuaria, que ofrece a diferencia de las librerías de viejo en Mesones, magníficas obras selectas e incluso colecciones completas. Compré varios libros y de nuevo me sorprendí por otro lugar que hasta ese día desconocía. Al salir de nuevo a la calle, descubrí que ya desde hace años el antiguo y famoso Restaurante Ehden de comida Libanesa, tiene ahora una sucursal en Gante. El establecimiento original fue fundado en 1930 y por muchos años lo visité en Venustiano Carranza 148, allá por el edificio de la Suprema Corte de Justicia. La calle de Gante está también cerrada al paso de automóviles y en ella varios restaurantes han instalados agradables espacios con mesas, sillas y parasoles. De inmediato me senté a disfrutar de berenjena molida, shanklish y una cerveza fría mientras hojeaba los libros que recién había adquirido. Desde mi éxodo a Querétaro he regresado muchas veces al centro de la ciudad de México, pero ninguna visita como esta última; espero muchos retornos, muchos más estupendos momentos y descubrimientos.

domingo, 16 de enero de 2011

La Navidad en Querétaro


























Nacimiento Queretano.
Diciembre es con seguridad el mes de los más importantes y tradicionales festejos en la ciudad de Querétaro. No sólo se efectúan muchos ritos o celebraciones, algunos de ellos se hacen desde hace más de un siglo. En los últimos días de noviembre se inaugura la Feria Internacional Ganadera de Querétaro (la primera se celebró en 1958). No tiene relación con los festejos navideños, pero enriquece la oferta de diversión y entretenimiento en el último mes del año (véase ¡La pura feria!, febrero de 2010)..
Todos estos eventos son organizados y realizados por el Patronato de las Fiestas de Querétaro, organismo de gran prestigio en la ciudad y que cuenta con decenas de miembros que se hacen cargo de que todos los festejos luzcan. En los primeros días del mes de diciembre se presenta El Heraldo de Navidad, esta hermosa publicación tuvo su inicio en el año de 1900 y hoy sus viejos números son un tesoro invaluable para los queretanos. El Heraldo contiene comúnmente la reseña de los festejos del año anterior, textos de historia local, poesía, cuentos, algunos anuncios y fotografías de hermosas señoritas queretanas. En esos días también se realiza en una de las plazas de la ciudad la coronación de la Reina de las Fiestas de Navidad, misma que se sigue con una elegante cena baile en otro lugar. En esa noche es cuando las fiestas navideñas dan inicio formalmente con el desfile del llamado Carro del anuncio. En los siguientes días se enciende el árbol de Navidad y se inaugura el nacimiento monumental en los prados del Jardín Zenea. El día 16 sale por primera vez a recorrer las calles del centro el Carro de la Posada y seguirá haciéndolo los siguientes nueve días, mientras estas fiestas tan especiales para la niñez se celebran en las Iglesias. En estas fechas se presentan también en las diferentes plazas de la ciudad infinidad de espectáculos; obras de teatro, bailes, coros, estudiantinas, pastorelas y música de los más variados géneros.
El preludio a las celebraciones de Nochebuena y Navidad es la Cabalgata que recorre las calles de la ciudad el día 23. La temática varía año con año, pero majestuosos caballos son la parte fundamental de este desfile. La noche del día 24 se hace el recorrido de los carros bíblicos espectáculo de gran tradición pues que se hizo por primera vez en el año de 1836. Sendos carromatos exhiben bien logradas escenas del antiguo y nuevo testamento. Los días 25 y 31 de diciembre hay fuegos artificiales y verbena popular en las calles y plazas del centro de la ciudad. El remate a los festejos es el reparto de juguetes en el Jardín Zenea el día de los Santos Reyes, el 6 de enero.
Querétaro no sólo es una hermosa ciudad, también ofrece a sus visitantes la oportunidad de presenciar y participar en innumerables celebraciones a lo largo del año. Los queretanos están orgullosos de su ciudad y sus tradiciones. Un muy buen ejemplo del celo queretano por las tradiciones es el hermoso y complejo nacimiento que coloca en su hogar mi amigo y colega Luis Pacheco. No es completamente tradicional pues sus figuras son modernas, ya las buenas, detalladas y hermosas figuras de nacimientos son escasas y seguramente muy caras y Luis es muy joven como para haber adquirido figuras antiguas. No todos pueden tener un viejo nacimiento, como los de la famosa colección de nacimientos de Fomento Cultural Banamex. Las figuras de este particular nacimiento son de la línea alemana de juguetes Playmobil; desde 1974 esta compañía ha elaborados juegos de figuras de muy diversos temas históricos. Con partes de diferentes colecciones Luis arma un hermoso y complejo nacimiento, con la escena principal de la natividad y muchas otras historias bíblicas. Más de 2500 figuras integran el conjunto, hermosamente dispuesto e iluminado. Familiares y amigos lo visitan; este año se pidió a los visitantes una cobija o frazada como boleto de entrada, mismas que Luis luego donará a una obra social. La Navidad es pues una época de muchas tradiciones, no dejemos que todo ese cúmulo de hermosos festejos se pierda o se convierta tan sólo en una avalancha de inútiles e insignificantes regalos.

miércoles, 5 de enero de 2011

De agua o de leche.




















Gelatinería queretana.

Recientemente abrió en Querétaro un establecimiento muy particular, una gelatinería. Desde siempre ha habido lugares que venden este alimento, pero ofrecían otros postres también. No podría asegurar que es la primera ni la única, pero sí la primera que conozco. El establecimiento está en un local que antes era una tienda de antigüedades en el edificio de hotel La Casa de la Marquesa (véase Viaje en el tiempo, julio 2009), en la contra esquina del templo de Santa Clara en la calle de Madero. El local es amplio, con varias vitrinas donde exhiben sus productos, hay también una ventana interior donde se puede observar la forma en que elaboran las gelatinas. La tienda especializada pertenece a una compañía que elabora polvos para elaborar gelatinas de muy variados sabores, no las de cajita sino en sobres, Se venden en la gelatinería piezas pequeñas de diferentes sabores y diseños, pero hay también grandes gelatinas para fiesta de hermosos y complicados diseños con fresca fruta en su interior. Cuando camines por el centro de la ciudad no dejes de pasar a conocer este lugar.