martes, 21 de abril de 2015

¡Quince tacos y a dormir!









Tacolicos nocturnos
En México la mayoría de las taquerías abren ya después del mediodía, pocas taquerías operan por las mañanas, si acaso los lugares de tacos sudados o al vapor que no son propiamente taquerías. También hay los lugares que se especializan por abrir ya noche y cerrar en las primeras horas del día siguiente. Todo buen parrandero conoce este tipo de lugares, pues sin importar el cansancio o alcohol ingerido, pocas cosas restauran al cuerpo como unos buenos tacos antes de regresar a casa a descansar. En Querétaro como en muchas de las ciudades del país, hay muchos establecimientos de este tipo, algunos mejores que otros, pero destacan los Tacos Chema en la Calle Del Porvenir, casi esquina con Ezequiel Montes, muy cerca del Tecnológico de Monterrey y de la Arena Isabel. El barrio es definitivamente universitario, decenas de estudiantes nacionales y extranjeros comparten las pequeñas casas y departamentos de la zona y por lo tanto todo lugar con comida buena y barata tiene por fuerza que prosperar. Algunas noches luego de ver una magnífica función de lucha en la Arena Isabel, pasé por unos tacos para hacer la noche perfecta (véase La tercera caída, febrero del 2008). Inicialmente los Tacos Chema se expendían con mucho éxito desde un carrito en la calle Del Porvenir, justo frente a una tienda SuperQ. Aproximadamente hace unos cinco meses se trasladaron a un local comercial muy amplio, justo frente al lugar en que se ponían en la calle. Es curioso, pero aunque su nuevo lugar es grande, los tacos se preparan en un carrito en la banqueta frente al local, quizá para no perder su carácter de callejeros y estar a la vista de los clientes. Los mismos Tacos Chema tienen otra taquería sobre Ezequiel Montes, pero ahí abren desde el mediodía y hay tacos más elaborados o complejos. Pero la parte dedicada a los trasnochadores tiene un sencillo menú con no más de siete u ocho productos, pero todos ellos muy buenos y bien servidos;  los clásicos suadero, chorizo, tripa, pastor y bistec, también gringas y volcanes. Las salsas son moderadamente picantes y variadas, magnífico complemento a los tacos. Ahora ya lo sabes, al salir de la luchas, de un centro nocturno o para rematar un día de largo estudio, ahí está Chema para hacerte feliz.      


lunes, 20 de abril de 2015

¡Por fin tantarrias!






Los chapulines o jumiles queretanos.

En todo México existen varios tipos de insectos comestibles; hormigas chicatanas, hormigas mieleras, jumiles, chapulines, chinicuiles,  escamoles, gusanos de maguey. En Querétaro hay también insectos comestibles, las tantarrias.  Leí sobre ellas por primera vez, hace casi 10 años, en el libro de Agustín Escobar Ledesma, Chical, gastronomía queretana. En esta magnífica obra se consigna que estos insectos son parientes de los jumiles que se comen en el estado de Guerrero, pero son un poco más grandes y coloridos. Hace aproximadamente un año vi una tantarria en el jardín de un restaurante cerca de Coroneo, Guanajuato, pero en ese momento ignoraba que se trataba de este insecto que tanta curiosidad me despertaba. Hace algunos días visité el municipio de Cadereyta que se encuentra en el semidesierto queretano y que es la región que pensaba como el hábitat de la tantarria y por fin ahí las identifique. Estos insectos se reúnen para reproducirse en los meses de abril, mayo y junio, en las ramas de los mezquites. Se agrupan en enjambres por decenas o cientos y es ahí cuando es más fácil atraparlas.  Las tantarrias expelen como protección un oloroso e irritante liquido amarillo, por lo que se les debe sujetar por la cabeza, para evitar ser alcanzado por esta defensa. Se arrojan los insectos capturados en un balde con agua y un poco de cal, para remover todo rastro de su arma amarilla. Se preparan asados sobre un comal o fritos en aceite y se consumen solos o en tacos. Ahora que ya las conocí, espero poder regresar al poblado de Tziquia, Cadereyta por estas fechas para comerlas. Nunca he visto restaurante queretano que las ofrezca, así que quizá la única manera de probarlas, sea conocer a alguna persona del semidesierto que sepa como cocinarlas y pedirle que prepare algunas. Si puedo hacerlo esta temporada, ya escribiré sobre la experiencia en este blog.