Belleza ignorada.
Este verano pude visitar con la familia el sureste de nuestro país; que gran placer es viajar. Pudimos conocer en Tabasco, Chiapas, Campeche y Yucatán zonas arqueológicas, ciudades, mercados, artesanías, plazas, playas y su magnífica comida. La región es muy rica en bellezas naturales, pero un elemento poco apreciado y del cual gozamos bastante en este viaje fueron los árboles. Tengo bastantes años de admirar la belleza y majestuosidad de estos grandes seres vivos y he tomado muchas fotografías de magníficos ejemplares que he encontrado en mis recorridos. He pensado que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales debería hacer un inventario de los árboles más grandes y hermosos de todo el país, declararlos tesoros naturales o algo así y atender su protección. Confieso que poco conozco de botánica por lo que los disfruto y admiro desde la ignorancia, sin saber siquiera su nombre la mayor parte de las veces. Apenas identifico el laurel de la India, el sabino o ahuhuete, la araucaria, el tabachin, el mango, el piñón, el mangle, el macapul y sobre todo mis favoritas; las magníficas ceibas. Me maravillo ante antiguos y gigantescos árboles, de gruesos troncos, de 20 o quizá 30 metros de altura y también con aquellos de amplísima copa, cuya sombra refresca 200 ó 300 metros cuadrados. Conozco el famoso Tule en Oaxaca con dos mil años de edad, pero quizá sin su antigüedad y gran tronco, por todo el país he encontrado ejemplares que deberían también ser admirados y protegidos. Si desde la carretera he podido ver verdaderos colosos, me imagino que en tierras más alejadas de los caminos debe haber árboles de mayor belleza todavía. Hace poco se secó aquí en la ciudad de Querétaro un laurel de la India centenario que se encontraba en Avenida Universidad y Corregidora, su muerte me provocó gran tristeza y un sentimiento de pérdida irreparable. Tuve siempre su presencia y belleza en mente, pero ni siquiera lo fotografié. Me imagino que así le debe ocurrir a muchos, no apreciamos a estos bellos y majestuosos seres hasta que vemos nuestro mundo sin ellos.
Este verano pude visitar con la familia el sureste de nuestro país; que gran placer es viajar. Pudimos conocer en Tabasco, Chiapas, Campeche y Yucatán zonas arqueológicas, ciudades, mercados, artesanías, plazas, playas y su magnífica comida. La región es muy rica en bellezas naturales, pero un elemento poco apreciado y del cual gozamos bastante en este viaje fueron los árboles. Tengo bastantes años de admirar la belleza y majestuosidad de estos grandes seres vivos y he tomado muchas fotografías de magníficos ejemplares que he encontrado en mis recorridos. He pensado que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales debería hacer un inventario de los árboles más grandes y hermosos de todo el país, declararlos tesoros naturales o algo así y atender su protección. Confieso que poco conozco de botánica por lo que los disfruto y admiro desde la ignorancia, sin saber siquiera su nombre la mayor parte de las veces. Apenas identifico el laurel de la India, el sabino o ahuhuete, la araucaria, el tabachin, el mango, el piñón, el mangle, el macapul y sobre todo mis favoritas; las magníficas ceibas. Me maravillo ante antiguos y gigantescos árboles, de gruesos troncos, de 20 o quizá 30 metros de altura y también con aquellos de amplísima copa, cuya sombra refresca 200 ó 300 metros cuadrados. Conozco el famoso Tule en Oaxaca con dos mil años de edad, pero quizá sin su antigüedad y gran tronco, por todo el país he encontrado ejemplares que deberían también ser admirados y protegidos. Si desde la carretera he podido ver verdaderos colosos, me imagino que en tierras más alejadas de los caminos debe haber árboles de mayor belleza todavía. Hace poco se secó aquí en la ciudad de Querétaro un laurel de la India centenario que se encontraba en Avenida Universidad y Corregidora, su muerte me provocó gran tristeza y un sentimiento de pérdida irreparable. Tuve siempre su presencia y belleza en mente, pero ni siquiera lo fotografié. Me imagino que así le debe ocurrir a muchos, no apreciamos a estos bellos y majestuosos seres hasta que vemos nuestro mundo sin ellos.
2 comentarios:
Estimado Viejito, tienes toda la razón. Creo también que muchos de los árboles que tenemos en nuestro país no son atendidos como debieran. Desgraciadamente, incluso los que cuentan con una protección oficial, han sido víctimas de maltrato. ¿Qué podríamos hacer al respecto? ¿Habrá una forma de pedir a la Secretaría que les pusiera más atención?
Por lo pronto, te felicito por las fotos; realmente, son hermosos esos ejemplares con los que se toparon. Y, definitivamente, no está de más, abrazarnos a alguno de esos majestuosos árboles cuando podamos. Personalmente, me llenan de energía y mucha paz.
Cariño para ti y tu familia.
Yo también extraño el árbol de Av. Universidad; ahora se ve tan pelona y sin vida: le falta ese gran algo! Qué grave que sigan muriéndose más árboles alrededor del país :(
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