lunes, 4 de noviembre de 2013

Vecinos desconocidos.








Animales silvestres en la ciudad.
Sería de esperarse que ante el crecimiento de las ciudades los animales silvestres decrecieran en número o incluso desaparecieran. Hay casos que muestran no siempre pasa así; en Inglaterra las zorras deambulan de noche por muchas ciudades y han crecido en número. También lo han hecho los coyotes en muchos lugares de Estados Unidos, en el perímetro de ciudades, ahora proliferan donde no existían. En la gran ciudad de México donde viví por décadas apenas recuerdo haber visto casi siempre gorriones, tortolitas, colibríes, muy de vez en cuando y a lo lejos, algunas aves de presa y por supuesto la llamada fauna nociva, ratas y ratones. Ahora que vivo en la ciudad de Querétaro he podido ver una mayor variedad de animales que pensé sólo existirían en lugares aislados o remotos de la presencia humana. En la ciudad de Querétaro o su periferia hay zorrillos y tlacuaches, estos últimos incluso en los terrenos de la escuela donde trabajo. He visto grandes búhos de color claro volar en pequeños grupos o solos al oscurecer, también observé por primera vez un verdadero pájaro carpintero que golpeaba con el pico un árbol. Me sorprende la cantidad de aves acuáticas en lo estanques o jagüeyes que hay en varias partes de la ciudad; patos, garzas, íbises y otras especies zancudas. Incluso los he visto en grandes charcos que se hacen en temporada de lluvias en terrenos sin construir, a unos cientos de metros de mi hogar. He visto y escuchado también parvadas de pericos en varios lugares de la urbe. Gustan de anidar en las altas ramas de los eucaliptos del Cerro de la Campanas. Apenas averigüé que algunos de estas aves (pericos monje) no son nativos, fueron en algún momento importados desde Sudamérica y son considerados fauna nociva, incluso en sus países de origen. En la avenida Zaragoza a unos cuantos metros de la esquina con 5 de Febrero, hay un gran eucalipto donde cada tarde arriban grandes y blancas garzas a pasar la noche. A mi hogar llegan varias especies de colibríes, veo pasar y escucho a los negros zanates en los árboles cercanos. He leído que hace algunos años se veían también las grandes y extrañas aves conocidas como perros de agua (garzas nocturnas) en los charcos que se hacían por la céntrica Alameda, pero al parecer no se les encuentra más; recién leí que todavía los hay en Celaya y en Valle de Santiago. Ya conseguí un libro sobre las aves de México, ahí y en la red espero apreciar y aprender más de los hermosos e interesantes animales silvestres en mi entorno urbano.

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