“Fumar es un placer” canta derrochando sensualidad Sara Montiel en la película El último cuplé. No pongo en duda su afirmación, pero disfruto mucho más el humo en los alimentos y boca, que en el aire y mis pulmones. La técnica de conservación de alimentos conocida como ahumado es una de mis favoritas, los alimentos alcanzan un sabor sublime y para muestra está el tocino, magnífico alimento, favorito de todo carnívoro y que llena de su fuerte sabor innumerables platillos. La combinación cerdo y humo, maridaje magistral. En México disfrutamos del placentero tocino, pero poco usamos o conocemos la técnica del exponer los alimentos al humo de ciertas maderas aromáticas por varias horas para conservarlos No recuerdo platillo o alimento vernáculo que aproveche esta forma de preservar los alimentos. Es cierto que el sabor ahumado no nos resulta ajeno; está en la magnífica barbacoa de hoyo que tiene un sutil sabor a humo o los elotes asados dentro sus propias hojas, pero nunca como forma de conservar dichos alimentos. Ya en alguna entrada en este blog me había quejado del pobre e uniforme sabor de las salchichas en México (véase Salchichas chichas, noviembre 2008) y la principal causa de esto, es que rara vez se ahúma este tipo de embutidos. Es precisamente por esto que cuando mi colega y amiga Marielena Devars me recomendó un restaurante con especialidad en alimentos ahumados, traté de visitarlo lo antes posible. Pazcuala House, Smoke Kitchen es al parecer el nombre del lugar y abrió recientemente (estuvieron un tiempo en el centro), y digo al parecer pues en su fachada el nombre que aparece es el de Smokehouse. Es un restaurante con una carta no muy grande, pero sí muy original y cuya especialidad son los alimentos ahumados. Es también bar, con una gran variedad de cervezas, destilados y cocktelería. En la carta de alimentos hay sopas, hamburgueses, alitas, costillitas y dos platillos muy originales, las pazcualinas y las molotinas, cuyo relleno son alimentos ahumados. Algunos de los platillos tienen como base al rey de los alimentos ahumados, el tocino. El lugar es amplio, bien ventilado y con un diseño moderno o novedoso. Al finalizar tu comida y al momento de ordenar la cuenta, te obsequian un pequeño raspado o granizado de piña colada y epazote. La Pazcuala está en Constituyentes 73 b poniente, como bien dijo mi amigo Jesús Ramírez para orientarme, “allá por La Yegua”. La oferta de alimentos crece día a día en Querétaro, pero pocos lugares tienen la originalidad de Pazcuala en sabor y presentación. Búscalos en Facebook.