domingo, 11 de marzo de 2018

Churros que acabaron siendo clásicos.


Los Estudios Churubusco y el cine nacional
Hace algunas décadas en México se acostumbraba calificar como churros a las malas películas e incluso uno de los principales estudios cinematográficos de México eran conocidos como los Estudios Churrobusco en lugar de Churubusco. Esta fábrica de cine se encuentra todavía en el sur de la ciudad, aunque ya queda poco de ella, pues la mayor parte de su antigua extensión es ahora el Centro Nacional de la Artes. Todavía se hacen películas ahí y en estas fechas están cumpliendo 70 años de labores (73 ya, 1945-2018), por lo cual han montado una exposición sobre las películas nacionales y extranjeras hechas en los Estudios.  No se presenta una historia de todo el cine nacional, tan solo de aquello hecho en este lugar y para todo mexicano con más de cuarenta años de edad, la exposición debe ser un lugar de recuerdos y nostalgia.



Los Estudios y la colonia Country Club en los años cincuenta.


Es bien sabido que el cine fue por décadas una diversión popular, por su bajo precio y decenas de salas de gran tamaño (con capacidad de dos, tres o hasta siete mil espectadores) donde cientos de miles de mexicanos asistieron con frecuencia a ver el cine nacional o extranjero. Pero el cine está todavía más presente en la memoria de los mexicanos, pues de los años sesenta y setenta del siglo pasado la televisión presentó de nuevo cientos de películas en su programación diaria. Niños, jóvenes y adultos pudimos repasar el catálogo del cine nacional desde las películas de su época de oro (1936-1959) y las películas de los años sesentas y setentas. Como olvidar los dramas familiares con Sara García y los hermanos Soler. Las películas cómicas de Resortes, Clavillazo, Joaquín Pardavé, Tin Tan, Cantinflas, Viruta y Capulina. Las ahora películas de culto de El Santo el Enmascarado de Plata. Las del galán y mujeriego Mauricio Garcés. Las innumerables películas de vaqueros y algunas de agentes secretos. Los grandes dramas de películas de corte nacionalista o tema indígena, algunas verdaderas obras de arte. Las múltiples historias urbanas, de vecindades, de cabarets y mujeres condenadas a la mala vida. El cine de rumberas, de charros cantores o adolescentes rocanroleros que nutrieron de música a la radio de esos años. El género de momias, vampiros y seres sobrenaturales… Pues sí los televidentes de los años sesenta y setenta, nos convertimos en involuntarios expertos en el cine nacional a fuerza de ver y volver a ver cientos de estas películas. Es por esto que la exposición de los setenta años de los Estudios Churubusco es un gran placer para personas de cuarenta a setenta años. Mientras recorría la gran sala de la exposición, extrañamente vi más jóvenes que adultos y ya luego advertí que estaba ahí para cumplir trabajos escolares. Es bueno que sus maestros los acerquen a una gran manifestación del Arte Mexicano y que ya difícilmente podrán ver en la televisión, porque ya no se presenta tanto cine mexicano y porque las nuevas generaciones ya no ven televisión.






En la exposición hay muchos objetos de la tecnología cinematográfica lo mismo para filmar, que editar o poner sonido. Grandes y viejas máquinas que ahora ya solo sirven para exposiciones como esta o museos. Hay una gran lista ilustrada de todas las películas nacionales y extranjeras hechas por los Estudios Churubusco, algunas de ellas verdaderos clásicos del cine nacional y por todos recordadas. Hay varios de los premios Ariel, máximo galardón de la cinematografía mexicana. También se exhiben objetos varios, como vestuario clásico, maquetas de escenografía, armas o joyas de famosas películas. Ahí está el traje de motociclista que Pedro Infante utilizó en ATM, así como una de las motos, un traje y máscara de El Santo y el auto que chocó en Amores Perros.


Arieles


Maqueta para el set de El castillo de la pureza

La ley de Herodes

ATM

El Santo

Vestuario de Pedro Armendáriz


Amores perros


El sábado que visité la exposición ésta abrió hasta las doce del día, así que aproveché para caminar por la colonia Country Club, pues hace casi 60 años nací en un hospital en esa parte de la ciudad. Al pasear por sus calles no vi ya hospital alguno, pero al ver a una señora mayor paseando un perro, le pregunté si conoció o recordaba un hospital en la colonia. De inmediato me señaló un edificio frente a nosotros en la esquina de la avenida Country Club y la calle Corredores. Me dijo que ahí estaba el hospital y que había sido convertido en edificio de apartamentos. Por fin pude conocer el lugar donde vine al mundo. La colonia Country Club fue también escenario de muchas películas mexicanas Como El Rey del Barrio y ATM y su historia va ligada a la de los Estudios Churubusco desde que ambos fueron creados en los años cuarenta del siglo pasado. El hospital donde nací está justo frente al hermoso parque Masayoshi Ohira, nombre de un ministro japonés que visitó México en 1980, espacio que alguna vez tuvo una hermosa pagoda obsequio del pueblo de Japón desde los años cincuenta y que se quemó hace décadas. Rematé el magnífico e inolvidable día con una comida en la cantina La Reforma en el barrio de San Juan del centro de la ciudad, antes de volver a Querétaro por la noche. Aprovecha las próximas vacaciones para visitar esta exposición, que ya pronto se va.

El edificio donde nací

El hospital antes de ser convertido en departamentos

Estudios Churubusco, colonia Country Club y en la parte posterior el campo de golf


   

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