lunes, 10 de noviembre de 2008

¡Vaaamonooos!











Nostalgia ferrocarrilera.
En México el ferrocarril es un medio de transporte en decadencia; los trenes de carga todavía circulan, pero los de pasajeros son prácticamente inexistentes. Las carreteras, automóviles, autobuses y camiones desplazaron al ferrocarril a mediados del siglo pasado. Allá cuando tenía seis o siete años viajé en tren de México a Guadalajara y aunque posteriormente lo he hecho de nuevo, ha sido ya fuera de nuestro país. Los ferrocarriles son nostalgia para muchos mexicanos; su silbato oído en la lejanía, encuentros y desencuentros en los andenes, la memoria de terribles accidentes, horarios, locomotoras, cabuses y los variados alimentos en las diferentes y hermosas estaciones. De toda la ciudad de Querétaro la construcción que más me gusta es precisamente su antigua estación de ferrocarril, ahora convertida en centro cultural (vid. ¡Daaanzón dedicadooo!, mayo 2008) el edificio es tan porfiriano y está tan bien conservado, que espera uno ver de pronto aparecer a Porfirio Díaz en el andén. Además de los cursos que se imparten o las obras de teatro que se presentan; los domingos de las 12 a las 16 horas hay un hermoso y nostálgico espectáculo. En un salón en la parte superior del inmueble, seguramente espacio administrativo en otro tiempo, se exhibe una gran maqueta ferrocarrilera. La asociación Amigos de los Trenes de Querétaro, hizo una gigantesca maqueta y hacen correr por ella algunos trenes a escala domingo a domingo. El ferrocarril debió de haber sido una forma de vida o una presencia importante para muchas personas que hoy se niegan a olvidarlo a través de este entretenimiento, que bien puede ser considerado juguete para adultos, por su alto costo y sobre todo delicado manejo. La maqueta seguramente fue hecha en cientos de horas de cuidadoso trabajo y si antes los trenes apartaban a familiares en largos viajes, lo siguen haciendo en días completos dedicados a estos detallados modelos. Ahora recuerdo una canción del grupo Shocking Blue que se titulaba Nunca te cases con un ferrocarrilero, y aunque no recuerdo bien la letra, algo decía de largas ausencias. Este mundo en miniatura tiene además de vías y trenes, pequeños poblados, calles, casas, autos, camiones, personas, animales, patios de maniobras, silos, elevadores de grano, aserraderos, fábricas, montañas, cañadas, túneles y puentes. Destaca en un extremo de la maqueta, la detallada reproducción de la estación de trenes de Querétaro y un poco más allá el edificio principal de la fábrica de textiles del Hércules, ambas construcciones emblemáticas de la ciudad. Se ha reproducido con exquisito detalle no sólo la estación, sino casi toda la calle en la que se encuentra, construcción por construcción; incluso la afamada y antigua cantina Chava invita que se encuentra cruzando la calle. Seguramente el lugar es un magnífico espectáculo para niños, de ahí las decenas de anuncios que piden no tocar, pero puede también serlo para nostálgicos adultos no ferrocarrileros.

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