El Jardín del Arte.
Querétaro es una ciudad no sólo hermosa, también ofrece a sus habitantes y visitantes bastante entretenimiento; la mayor parte en el centro de la ciudad. Tanto el gobierno estatal, como el municipal, asociaciones, museos y centros educativos constantemente presentan obras de teatro, exposiciones, conferencias, festivales, conciertos, bailes y muchos otros eventos. Además el centro es un área muy segura y de fácil acceso. Hay también interesantes lugares con atractivos permanentes. Uno de los sitios que más disfruto, entre los muchos atractivos del centro de la ciudad, es el Jardín del Arte. El lugar no sólo es hermoso y tranquilo, además sábados y domingos se instalan ahí vendedores de antigüedades y libros viejos o usados. Ya desde que estudiaba la preparatoria me aficioné a visitar librerías de viejo en la calle de Mesones en la ciudad de México y yo creo que la mayor parte de los libros que tengo no los compré nuevos. El Jardín del Arte se encuentra en la esquina de Independencia y Vergara, a una cuadra de la Plaza de la Constitución. Al parecer el lugar era originalmente una especie de patio o jardín en una de las esquinas del gran convento de San Francisco. Por muchos años tuvo diversos usos hasta que en el año de 1994 el gobierno estatal decidió dedicarlo al arte y agregar otro atractivo a la ciudad. La idea original era que ahí trabajaran y vendieran su obra algunos artistas locales. De esos años a la fecha han habido cambios, apenas queda en un costado un local donde hacen y venden algunas pinturas, pero de ninguna manera es esa la actividad principal. En uno de sus extremos el Jardín tiene una especie de estrado cubierto, donde se presentan espectáculos. En una ocasión pude presenciar ahí el musical El diluvio que viene, seguramente montado por estudiantes de alguna universidad. Los sábados por la tarde al centro del Jardín hay clases de danzón; parejas vestidas de blanco instruyen y demuestran este elegante baile. Los fines de semana la mayor parte de los puestos venden antigüedades; no es algo que me interese mucho, pero he comprado algunos pequeños objetos. Los libros son lo que me lleva repetidamente al Jardín del Arte; incluso existe un puesto que se especializa en libros sobre la historia de Querétaro. La mayor parte de los libros que ahí se expenden son publicaciones locales hechas en las últimas cuatro o cinco décadas. Empiezo apenas a conocer la historiografía queretana, pero ahí he visto obras que pensé que sería prácticamente imposible conseguir. Encontrar un buen libro es sin duda un gran placer, más tarde aumentado al leerse la obra. Por unos cuantos pesos es posible trasladarse al Querétaro de la época colonial o del siglo pasado; conocer a interesantes personajes, presenciar olvidadas costumbres o rituales, advertir que se comparte un espacio con personas de otras épocas y vidas muy distintas a la propia. Todos pues podemos visitar el Jardín del Arte y a través de un libro u objeto antiguo escapar nuestro presente y recrearnos en ese pasado lejano, interesante y maravilloso.
Querétaro es una ciudad no sólo hermosa, también ofrece a sus habitantes y visitantes bastante entretenimiento; la mayor parte en el centro de la ciudad. Tanto el gobierno estatal, como el municipal, asociaciones, museos y centros educativos constantemente presentan obras de teatro, exposiciones, conferencias, festivales, conciertos, bailes y muchos otros eventos. Además el centro es un área muy segura y de fácil acceso. Hay también interesantes lugares con atractivos permanentes. Uno de los sitios que más disfruto, entre los muchos atractivos del centro de la ciudad, es el Jardín del Arte. El lugar no sólo es hermoso y tranquilo, además sábados y domingos se instalan ahí vendedores de antigüedades y libros viejos o usados. Ya desde que estudiaba la preparatoria me aficioné a visitar librerías de viejo en la calle de Mesones en la ciudad de México y yo creo que la mayor parte de los libros que tengo no los compré nuevos. El Jardín del Arte se encuentra en la esquina de Independencia y Vergara, a una cuadra de la Plaza de la Constitución. Al parecer el lugar era originalmente una especie de patio o jardín en una de las esquinas del gran convento de San Francisco. Por muchos años tuvo diversos usos hasta que en el año de 1994 el gobierno estatal decidió dedicarlo al arte y agregar otro atractivo a la ciudad. La idea original era que ahí trabajaran y vendieran su obra algunos artistas locales. De esos años a la fecha han habido cambios, apenas queda en un costado un local donde hacen y venden algunas pinturas, pero de ninguna manera es esa la actividad principal. En uno de sus extremos el Jardín tiene una especie de estrado cubierto, donde se presentan espectáculos. En una ocasión pude presenciar ahí el musical El diluvio que viene, seguramente montado por estudiantes de alguna universidad. Los sábados por la tarde al centro del Jardín hay clases de danzón; parejas vestidas de blanco instruyen y demuestran este elegante baile. Los fines de semana la mayor parte de los puestos venden antigüedades; no es algo que me interese mucho, pero he comprado algunos pequeños objetos. Los libros son lo que me lleva repetidamente al Jardín del Arte; incluso existe un puesto que se especializa en libros sobre la historia de Querétaro. La mayor parte de los libros que ahí se expenden son publicaciones locales hechas en las últimas cuatro o cinco décadas. Empiezo apenas a conocer la historiografía queretana, pero ahí he visto obras que pensé que sería prácticamente imposible conseguir. Encontrar un buen libro es sin duda un gran placer, más tarde aumentado al leerse la obra. Por unos cuantos pesos es posible trasladarse al Querétaro de la época colonial o del siglo pasado; conocer a interesantes personajes, presenciar olvidadas costumbres o rituales, advertir que se comparte un espacio con personas de otras épocas y vidas muy distintas a la propia. Todos pues podemos visitar el Jardín del Arte y a través de un libro u objeto antiguo escapar nuestro presente y recrearnos en ese pasado lejano, interesante y maravilloso.