lunes, 11 de octubre de 2010

Un mundo que se desvanece.







La pulquería El Borrego.
Hace ya más de un año con mi colega y amigo Jesús Ramírez comentaba de la muy famosa pulquería El Borrego; me aseguraba que todavía existía en la colonia Lindavista, varias cuadras atrás de la Arena Querétaro. Alguna tarde recorrí la calle de Plan de Ayala y no pude dar con ella, incluso le pregunté a una persona que caminaba por la misma calle por la pulquería y me dijo que había llegado ya tarde, pensé que como oscurecía posiblemente habían ya cerrado o estaban por cerrar, pero me contestó que tarde como 20 años, pues hacía más de una década que no existía. Pero hace aproximadamente tres semanas, Chucho me condujo a la legendaria pulcata. Está efectivamente en Plan de Ayala en una gran construcción blanca, pero no hay letrero alguno que la identifique como negocio o pulquería. Don Aurelio Ramírez Olguín su propietario nos recibió con gran amabilidad y hablamos con él de la evidente desaparición de este tipo de lugares (véase La autentica bebida nacional, junio 2009 y Cordialidad pulquera, octubre 2009). Quedan ya sólo tres pulquerías en la ciudad, El Gallo Colorado, El Borrego y La Metralla. Como muchas otras pulquerías El Borrego empezó allá por el barrio de la Cruz, fue en el año de 1968 que la familia Ramírez adquirió el negocio. En el año de 1974 el gobierno estatal les ordenó salir de esa área y fue así como llegó a la colonia Lindavista a un gran local lleno de luz. Me imagino que don Aurelio la mantiene por amor al pulque que llenó su vida y la de su familia por décadas (todos eran originarios de la población de Maravillas en el estado de Hidalgo). Nos relataba el propietario un poco melancólico que hace unos 20 años llegaba a vender mil litros de pulque diario, que el amplio local se llenaba y muchas más personas pedían pulque para llevar. Ahora vende apenas unos cuarenta o cincuenta litros al día; también se expenden cervezas en el lugar y quizá éstas lo mantengan. Visitamos la pulquería a eso de las cuatro o cinco de la tarde y había unas siete u ocho personas, todas ellas mayores de edad, incluso un par de damas; los jóvenes no beben pulque y tampoco se sienten atraídos ya al tranquilo y amistoso ambiente de las pulquerías. Como en cantinas y pulquerías, todos los asistentes parecían conocerse de años y departían en un ambiente casi familiar. En un rincón la rockola estaba muda, pero como atestiguando sobre mejores y más felices tiempos. En El Borrego sólo se vende pulque blanco o natural, pero don Aurelio rápidamente accedió a prepararnos un poco de curado de piña. También se nos ofreció algo de botana y platicamos un buen rato sobre como el pulque llenó toda una época de centro de nuestro país y esta ciudad. Una bebida fundamental dentro de la cultura mexicana y creadora de espacios y ambientes que hoy parecen desvanecerse ante el embate de la modernidad y globalización. Con jóvenes que prefieren la cerveza, la cuba libre, el agualoca o hasta las bebidas energéticas antes que la milenaria bebida también conocida como pullman, pulmón, tlachicotón, néctar de los dioses, caldo de oso, babaradry u octli.

1 comentario:

Arturo Carvantes dijo...

Excelente crónica Profe. Siguiente salida, a la pulquería El Borrego. Por cierto, los tacos de 5 de mayo están buenísimos!