El mercado Escobedo.
Cuando se visita una población o país ajeno, no hay mejor lugar para conocer su cultura y forma de vida que un mercado. Los museos sin duda presentan mucha información, casi siempre del pasado, pero los mercados muestran la cultura del día; comida, vestido, creencias, economía, sociedad, celebraciones y todo de una forma mucho más directa, interactiva, atractiva e interesante. Son lugares llenos de vida, bullicio, olores y colores, una experiencia que satura los sentidos, por mucho más intensa que un tranquilo, ordenado y limpio museo, edificio histórico o monumento. Es una verdadera lástima que estos ricos espacios estén disminuyendo ante el embate de los homogéneos, higiénicos, organizados y eficientes supermercados o tiendas de grandes cadenas. En este espacio he descrito ya dos de los más importantes mercados de Querétaro, el Mercado de la Cruz y el del Tepe (véase Paseo gastronómico, febrero 2008 y Seguro lo encuentras en el Tepe, mayo 2009).
Hace algunos días visité con mis estudiantes el Mercado Escobedo, situado apenas a un par de cuadras al poniente de la Alameda Miguel Hidalgo, en el centro de la ciudad. Muchas personas seguramente pensarán que el nombre del mercado honra a Mariano Escobedo, general juarista que puso sitió a la ciudad de Querétaro y a las tropas imperiales comandadas por Maximiliano de Habsburgo en el año de 1867, pero no es así. El nombre del mercado es por Pedro Escobedo, médico nacido en Querétaro en 1798 y que a lo largo del siglo XIX no sólo fue diputado y senador de la República, también fue fundador de la Escuela de Medicina que se estableció en el antiguo edificio de Tribunal del Santo Oficio en la ciudad de México. La antigua población de Arroyo Seco y un municipio de Querétaro llevan también el nombre de este ilustre Queretano. El mercado Pedro Escobedo estuvo originalmente en lo que es hoy La Plaza de la Constitución a una cuadra del templo de San Francisco y del jardín Zenea. Ese céntrico espacio fue originalmente parte de la huerta y convento de San Francisco. En los años de la Reforma ese punto del establecimiento religioso fue destruido y se convirtió en lugar público y tianguis. En 1895 se construyó ahí un edificio de mampostería techado, se le nombró Pedro Escobedo y por casi 70 años fue el punto comercial más importante de la ciudad. Para 1966 el mercado Escobedo fue considerado sin espacio suficiente para su buen funcionamiento, además de poco propio e higiénico para un espacio tan céntrico y se cambió al sitio que hoy en día ocupa. En el lugar original se inició la construcción de una plaza que conmemoraría al año siguiente el cincuentenario de la promulgación de la Constitución de 1917.
El nuevo mercado era por mucho más amplio y con instalaciones más funcionales y modernas; además que muy pronto se desarrolló una nueva zona comercial en calles aledañas. El mercado Escobedo tiene su propio carácter y es sin duda muy diferente al Tepe o al de la Cruz. Una de sus características principales es que concentra gran cantidad de puestos de comida y en especial de pescados y mariscos. A toda hora del día este tipo de establecimientos tiene mucha clientela y casi siempre hay que esperar para conseguir un asiento en ellos (véase Espinacas marinas, septiembre 2008). Es también el mercado Escobedo el lugar para encontrar la que fue una especialidad queretana y que hoy se encuentra casi en el olvido, camotes achicalados o “chingaditos”. Este tubérculo que también tiene fama en Puebla, se prepara en Querétaro y era algo que los antiguos visitantes de la ciudad buscaban y compraban como típico. Los camotes se hornean enteros y se cubren de un espeso jarabe de piloncillo; a la fecha los venden en pequeños y tradicionales huacales de madera. Hay también en este interesante lugar un buen número de expendios de hierbas y artículos de brujería; en ellos se pueden encontrar medicinas naturistas, así como, amuletos, lociones, conjuros, velas, imágenes y asesoría especializada. Puede uno también encontrar tiendas que venden artículos para las innumerables fiestas o celebraciones que tenemos en el país. Hay artículos para decorar las mesas y espacios donde se celebran bautizos, bodas, aniversarios, nacimientos, presentaciones, primeras comuniones, quince años o graduaciones. Otro tipo de establecimiento característico del Mercado Escobedo son tiendas de calzado, pero con mucho calzado de trabajo y ante todo botas vaqueras. Como en los demás mercados hay también ropa, frutas y piñatas, semillas y especias, carnicerías, pescaderías, abarrotes, enseres domésticos y mucho pero mucho más. El Escobedo es un mercado que sigue siendo céntrico, hermoso y muy tradicional; es por mucho más interesante y barato que cualquier moderna plaza comercial de la ciudad.
Cuando se visita una población o país ajeno, no hay mejor lugar para conocer su cultura y forma de vida que un mercado. Los museos sin duda presentan mucha información, casi siempre del pasado, pero los mercados muestran la cultura del día; comida, vestido, creencias, economía, sociedad, celebraciones y todo de una forma mucho más directa, interactiva, atractiva e interesante. Son lugares llenos de vida, bullicio, olores y colores, una experiencia que satura los sentidos, por mucho más intensa que un tranquilo, ordenado y limpio museo, edificio histórico o monumento. Es una verdadera lástima que estos ricos espacios estén disminuyendo ante el embate de los homogéneos, higiénicos, organizados y eficientes supermercados o tiendas de grandes cadenas. En este espacio he descrito ya dos de los más importantes mercados de Querétaro, el Mercado de la Cruz y el del Tepe (véase Paseo gastronómico, febrero 2008 y Seguro lo encuentras en el Tepe, mayo 2009).
Hace algunos días visité con mis estudiantes el Mercado Escobedo, situado apenas a un par de cuadras al poniente de la Alameda Miguel Hidalgo, en el centro de la ciudad. Muchas personas seguramente pensarán que el nombre del mercado honra a Mariano Escobedo, general juarista que puso sitió a la ciudad de Querétaro y a las tropas imperiales comandadas por Maximiliano de Habsburgo en el año de 1867, pero no es así. El nombre del mercado es por Pedro Escobedo, médico nacido en Querétaro en 1798 y que a lo largo del siglo XIX no sólo fue diputado y senador de la República, también fue fundador de la Escuela de Medicina que se estableció en el antiguo edificio de Tribunal del Santo Oficio en la ciudad de México. La antigua población de Arroyo Seco y un municipio de Querétaro llevan también el nombre de este ilustre Queretano. El mercado Pedro Escobedo estuvo originalmente en lo que es hoy La Plaza de la Constitución a una cuadra del templo de San Francisco y del jardín Zenea. Ese céntrico espacio fue originalmente parte de la huerta y convento de San Francisco. En los años de la Reforma ese punto del establecimiento religioso fue destruido y se convirtió en lugar público y tianguis. En 1895 se construyó ahí un edificio de mampostería techado, se le nombró Pedro Escobedo y por casi 70 años fue el punto comercial más importante de la ciudad. Para 1966 el mercado Escobedo fue considerado sin espacio suficiente para su buen funcionamiento, además de poco propio e higiénico para un espacio tan céntrico y se cambió al sitio que hoy en día ocupa. En el lugar original se inició la construcción de una plaza que conmemoraría al año siguiente el cincuentenario de la promulgación de la Constitución de 1917.
El nuevo mercado era por mucho más amplio y con instalaciones más funcionales y modernas; además que muy pronto se desarrolló una nueva zona comercial en calles aledañas. El mercado Escobedo tiene su propio carácter y es sin duda muy diferente al Tepe o al de la Cruz. Una de sus características principales es que concentra gran cantidad de puestos de comida y en especial de pescados y mariscos. A toda hora del día este tipo de establecimientos tiene mucha clientela y casi siempre hay que esperar para conseguir un asiento en ellos (véase Espinacas marinas, septiembre 2008). Es también el mercado Escobedo el lugar para encontrar la que fue una especialidad queretana y que hoy se encuentra casi en el olvido, camotes achicalados o “chingaditos”. Este tubérculo que también tiene fama en Puebla, se prepara en Querétaro y era algo que los antiguos visitantes de la ciudad buscaban y compraban como típico. Los camotes se hornean enteros y se cubren de un espeso jarabe de piloncillo; a la fecha los venden en pequeños y tradicionales huacales de madera. Hay también en este interesante lugar un buen número de expendios de hierbas y artículos de brujería; en ellos se pueden encontrar medicinas naturistas, así como, amuletos, lociones, conjuros, velas, imágenes y asesoría especializada. Puede uno también encontrar tiendas que venden artículos para las innumerables fiestas o celebraciones que tenemos en el país. Hay artículos para decorar las mesas y espacios donde se celebran bautizos, bodas, aniversarios, nacimientos, presentaciones, primeras comuniones, quince años o graduaciones. Otro tipo de establecimiento característico del Mercado Escobedo son tiendas de calzado, pero con mucho calzado de trabajo y ante todo botas vaqueras. Como en los demás mercados hay también ropa, frutas y piñatas, semillas y especias, carnicerías, pescaderías, abarrotes, enseres domésticos y mucho pero mucho más. El Escobedo es un mercado que sigue siendo céntrico, hermoso y muy tradicional; es por mucho más interesante y barato que cualquier moderna plaza comercial de la ciudad.