jueves, 15 de diciembre de 2011

¡Todos a leer sobre Querétaro!




















Magnífica publicación.

En días pasados fue la presentación de El Heraldo de Navidad 2011 (véase La Navidad en Querétaro, enero del 2011) Esta publicación queretana de la época decembrina con más de un siglo de tradición, tiene este año un magnífico ejemplar, por mucho superior al de pasadas ediciones. En esta ocasión sus páginas son cerca de 400 todas en un magnífico papel, grandes y muy nítidas ilustraciones a color, casi una por página y con un diseño editorial de primera. Los heraldos anteriores tenían unas 100 o 120 hojas por promedio y en algunas ocasiones hace décadas, apenas unas cincuenta hojas y todo en blanco y negro. Pero si la forma es buena el fondo es todavía mejor; las mejores plumas de Querétaro se ocupan de infinidad de temas muy queretanos, poco comunes y sobre todo muy interesantes. Está dividido en secciones, Querétaro en los siglos, Estampas queretanas, Archivos y bibliotecas, Artes y Navidad 2010. Hay breves textos de historia, tradiciones, instituciones, costumbres, poesía, eventos, artistas y muchas pero muchas fotografías antiguas de todo el estado de Querétaro, no solamente su ciudad capital. Es un tesoro y algo que no debe faltar en la biblioteca de los queretanos. También me asombró su precio, apenas $150, un regalo, cuando lo vi pensé que costaría por su tamaño y calidad de impresión al menos $500. Está a la venta en algunas librerías del centro como la Cultural y Sancho Panza. Por favor cómprenlo antes de que se agote la edición, no se arrepentirán.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Fiestas decembrinas























Hermoso paseo.
Ya es diciembre y el centro de Querétaro se viste de gala. Las fiestas de esta temporada son las más importantes y tradicionales en la ciudad (véase La Navidad en Querétaro, enero 2011). Para estas fechas ya se coronó a la Reina de las fiestas, ya se presentó El Heraldo de Navidad y se encendió el árbol navideño en la Plaza de la Constitución. Pero las fiestas son mucho más que todo esto. Las personas compraron ya en los mercados todo lo necesario, las fachadas de las casas se decoran, se exhiben nacimientos, hay cantos, fiestas celebraciones por doquier. De aquí hasta el día de Reyes el centro de la ciudad es un lugar de sorpresas y diversión. Vive estas fiestas a la manera tradicional, no hagas de la Navidad una celebración en donde los regalos sean la parte más importante. Vive las tradiciones, comparte tiempo, rica comida y felicidad con tu familia y amigos.

Un viaje muy feliz.













Reflexiones de un encuentro.
La carretera México–Querétaro es una de las vías más transitadas en todo el país, miles de camiones de carga, autobuses y automóviles circulan por ella día y noche, pues por ahí llegan a la ciudad capital artículos y personas del bajío, norte y noreste de México. A pesar del constante y pesado tráfico la carretera fluye muy bien habitualmente, hasta que entra al norte de la megalópolis. Para los automovilistas es una carretera amplia y rápida pero quizá un poco incómoda por compartir el camino con tantos rápidos, grandes y pesados camiones de carga. Los accidentes suceden con regularidad, pero es especial en un tramo ya para llegar a la ciudad de México entre Jilotepec y Tepeji del Río. El camino desciende de forma constante por casi 10 kilómetros y tanto automóviles como camiones alcanzan grandes velocidades. Cuando los accidentes involucran uno o varios de los grandes tráileres es común que la carretera quede bloqueada desde algunos minutos hasta dos o tres horas. Ya en un par de ocasiones me había tocado esperar detenido por más de una hora en lo que limpiaban el camino de restos de vehículos accidentados. El pasado mes de noviembre, fui a la ciudad de México a visitar a mi madre y a arreglar algunas cosas. Temprano por la tarde terminé lo necesario y decidí regresar a Querétaro a descansar. Justo al pasar por Tepeji del Río el flujo por la carretera se detuvo por completo. Desde el lugar donde quedé detenido podía ver cerca de un kilómetro hacia adelante y todo era una triple fila de autos, camiones y autobuses detenidos, así como pocos o ningún vehículo circulando en el sentido opuesto. Algunas personas incluso se apearon y caminaban o platicaban cerca de su auto. Como a la media hora de estar detenidos, advertí entre la larga fila de autos a un personaje con una gran bolsa en la cual cargaba y vendía bebidas, algunos dulces o alimentos. Me sorprendí por el hecho, los accidentes que detienen el tráfico en esta carretera por horas, sin duda han de ser frecuentes, si ya hay personas que tienen todo listo para vender productos a los conductores atorados. No compré nada, pero cuando luego de 90 minutos reiniciamos nuestra marcha lentamente, pude ver tres o cuatro vendedores más en lo que llegamos hasta el punto del accidente. No es necesario matricularse en cursos de emprendedurismo o estudiar negocios en la universidad para advertir la oportunidad de beneficio económico en situaciones que suceden a nuestro entorno. No pregunté, pero me imagino que estos vendedores viven a unos cientos de metros de la carretera y cuando advierten que el tráfico se detiene, prestos acuden a vender sus productos.
Había pensado llegar a Querétaro temprano para descansar un poco y quizá salir luego con la familia, pero ahora iba ya muy tarde y algo fastidiado. Estaba pues molesto por el contratiempo; en eso vi, circulando en sentido contrario rumbo a la ciudad de México uno de esos camiones con grandes jaulas divididas en compartimientos y en cada uno dos o tres grandes cerdos. Muchas veces los he visto al circular por la misma carretera y además de notar su fuerte olor, he sentido lástima o compasión por los animales que van muy incómodos, expuestos al frió, viento y a los que cae de los animales arriba de ellos. Pero mucho peor que el viaje es su destino, un matadero donde encontrarán un final muy cruel. Dentro de mi disgusto por el contratiempo encontrado, me comparé con los cerdos y en un momento me sentí feliz, satisfecho y muy afortunado. El resto del camino me puse a escuchar música, a valorar todo lo bueno en mi vida y a pensar que debería encontrar más seguido camiones con cerdos para poner todo en una mejor perspectiva.