La temporada de calor está iniciando, viene ya la mejor época del año para los vendedores de bebidas o helados. Como en casi todo el país, en Querétaro se encuentran muchos establecimientos llamados La Michoacana que venden paletas, aguas frescas y helados o nieves. Han desaparecido prácticamente aquellos pequeños carritos que vendían paletas y helados por las calles de todo el país y que anunciaban su presencia con varias campanas que colgaban de la barra con la que se empujaba el pequeño carro. En cada parque había de menos uno o también a la hora de la salida en las escuelas. Ya desde el siglo XIX por casi todo México se elaboraba nieve. No había grandes establecimientos especializados, ni decenas de sabores; la nieve la hacían y vendían algunos personajes que la ofrecían por las calles y por lo regular en uno o dos sabores. Hasta el advenimiento de la refrigeración, la nieve fue un alimento especial y raro. Desde la época colonial algunas personas subían a las altas cumbres con burros de carga para bajar en grandes contenedores aislados de la luz del sol la nieve o hielo con la que prepararían su especial platillo. En el diario que mantenía en el siglo XIX el pintor guanajuatense Hermenegildo Bustos, se registra como en las mañanas de invierno recolectaba con mucho cuidado el hielo que se formaba sobre las pencas de maguey y lo almacenaba en una pila subterránea. Cuando reunía una buena cantidad de hielo, elaboraba nieve para el deleite de los habitantes de su pueblo Purísima del Rincón. En Querétaro ya se vendía nieve también desde el siglo XIX, nieves de limón, huamishe o el tradicional mantecado. Conseguir el hielo era apenas la primera parte, luego seguían muchas horas de preparar el líquido con sabor y convertirlo en nieve tras horas de girar un bote metálico sumergido en hielo con sal y raspar constantemente su superficie interior. Fue al parecer en La Cañada donde a inicios del siglo XX se empezó a elaborar este frío postre con regularidad y hasta con cierto prestigio regional. Hoy en día son las nieves de El Hércules las más reconocidas y sobre todo las de la familia Luna. Ya los sabores son decenas y la elaboración constante a lo largo del año. Es cierto que hay también la venta de helados industrializados por litro en todo supermercado, pero es muy diferente el espacio de cada producto, las nieves o helados industrializados se consumen en restaurantes u hogares, mientras que los pequeños productores venden para un consumo directo en las calles, parques y jardines de la ciudad. Usemos pues la temporada de calor como magnífica causa para probar las diferentes nieves o helados que se ofrecen en Querétaro; busquemos nuestro lugar y sabor favoritos.
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