Saca la bici.
Hace unas tres o cuatro décadas
se usaba el término “pueblo bicicletero” para designar a pequeñas comunidades
que por su reducido tamaño y seguramente terreno sin muchos desniveles, permitía
a los habitantes trasladarse de un lado a otro del mismo en bicicleta. El término
era a veces algo despectivo. Pues cómo cambian las cosas, hoy un pueblo
bicicletero sería vanguardia y orgullo de ecologistas renegados de las grandes
ciudades. No hay en la geografía nacional lugar alguno donde se puedan ver a
miles de ciclistas como en las calles de China. Lo más parecido que he visto es
el extraño caso de Moroleón y Uriangato en el estado de Guanajuato donde
cientos de personas circulan en motonetas o pequeñas motocicletas por las
calles de este par de ciudades, ya desde hace muchos años fundidas en una sola
mancha urbana. Cada día son más los ciudadanos que abogan por un uso más
racional de los recursos energéticos y ven en la bicicleta una manera muy
eficaz y saludable para trasladarse dentro de las ciudades. La idea es buena,
de no ser por los conductores mexicanos que tan pronto se colocan tras el
volante de un auto se trasforman en monarcas de la calle, tiranos y verdugos de
peatones y por supuesto ciclistas. Me imagino que los ciclistas atropellados y
muertos por todo el país deben de llegar ya a cientos en los últimos 20 años. Por
algunos meses durante mis estudios de preparatoria en la ciudad de México,
formé parte de estos temerarios hombres en dos ruedas; pero me convencí que era
definitivamente muy peligroso, incluso más que viajar colgado en la puerta de
los retacados autobuses urbanos. Pero
hoy los ciclistas cual animales, barcos o mujeres que están constantemente bajo
la amenaza de predadores carnívoros, submarinos u hombres; buscan protección en
grandes grupos. Aquí en Querétaro hay intrépidos que se trasladan a sus labores
diarias en bicicleta, desafiando la lluvia, el viento y a los despóticos automovilistas.
También existe el grupo Saca la bici,
que todos los miércoles, a eso de las nueve de la noche, parte desde el Cerro
de las Campanas en un grupo de cientos de personas para recorrer con mayor
seguridad las calles de la ciudad.
El grupo tiene su página web donde
dan a conocer sus características, reglamento y próximos recorridos. Incluso
hay un servicio de renta de bicicletas para aquellos que quieran participar y
no tengan vehículo. Se puede asistir en bicicletas de carreras, de montaña, de
paseo o incluso infantiles. Las hay sencillas, equipadas, sofisticadas,
hermosas, sobrias o de la Barbie. Cada semana se avisa el grado de dificultad
del recorrido planeado, para que en aquellos de grado 5, los niños o los que
usan bicicletas de paseo consideren su participación. Querétaro está lejos de
ser un “pueblo bicicletero” primero por su tamaño y luego porque tiene algunos
cerros y colinas, pero el recorrido es muy placentero y seguro. El grupo recibe
apoyo de la policía y lleva en vanguardia y retaguardia monitores que vigilan
la seguridad y orden. Saca la bici reclama el derecho de los
ciclistas a existir y ser parte del tráfico de la ciudad, aunque sea de noche y
una vez a la semana, pero ante todo, promueve el uso de este maravilloso medio
de transporte.
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