Evocadora dulcería.
Hace aproximadamente un mes que
abrió en la ciudad de Querétaro una nueva, original y bien surtida dulcería. Se
llama México Dulce y Querido y está
en la calle de Madero, frente al templo de Santa Clara. El local es de tamaño
regular y exhibe una gran variedad de dulces en hermosos y coloridos muebles. Quizá
lo que hace este lugar tan original es el hecho que la mayor parte de los
dulces que se ofrecen son los que, aquellos de más de cuarenta años de edad,
conocimos en nuestra infancia; algunos que pensamos que ya no se hacían o se
vendían. Frutas cristalizadas, obleas, palanquetas, jamoncillos de pepita, cueritos,
ates, muéganos, rollos de guayaba, chocolates, botellitas de azúcar, lagrimitas,
pirulís, paletas, gomitas, chocolate para prepararse con leche en barra o en
polvo, cacahuates y otras semillas, tamarindos, cocadas, borrachitos, e incluso
algunos licores, rompope y mermeladas.
La primera vez que visité el
lugar me recordó mucho los dulces que cuando era infante se vendían en el
antiguo y tradicional mercado Ampudia, a un par de cuadras del mercado de la
Merced, en la ciudad de México. Ese mercado, que me imagino tomó su nombre del
edificio en el que estaba, ofrecía cientos de dulces en pequeños locales en la
planta baja del edificio; eran, hace unos cincuenta años, dulces sin marca o
envoltura que detallara los ingredientes o contenido de los mismos. Las toneladas
de golosinas que ahí vendían, se revendían en pequeñas tiendas de barrio o en
cooperativas escolares de las escuelas primarias y secundarias de la ciudad.
Aunque se ha incendiado varias veces, el Mercado Ampudia sobrevive y estoy seguro
que sigue siendo el paraíso para los niños golosos que tienen la suerte de
visitarlo.
En México Dulce y Querido faltan los tradicionales caramelos de la
dulcería La Giralda; sus peras de anis o hierbabuena y sus caramelos rellenos
que se venden a granel. Podrían también tener los magníficos licores de El
Queretano, en lugar de los de Michoacán que ofrecen. Sería ideal que también
vendieran los magníficos buñuelos de Santa Rosa Jáuregui, pero bueno, lo que ya
ofrecen es abrumador, delicioso y evocador de otros tiempos. Además de los
variados dulces también ofrecen algunas hermosas y originales artesanías
populares. No dejen de hacer este viaje al dulce pasado de nuestro país o lleven a sus
hijos a ver las golosinas de nuestros tiempos, antes de Lucas, Miguelito,
Pelones, Vero, De la Rosa o Ricolino.
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