sábado, 6 de septiembre de 2014

El dulce sabor a pasado.









Evocadora dulcería.
Hace aproximadamente un mes que abrió en la ciudad de Querétaro una nueva, original y bien surtida dulcería. Se llama México Dulce y Querido y está en la calle de Madero, frente al templo de Santa Clara. El local es de tamaño regular y exhibe una gran variedad de dulces en hermosos y coloridos muebles. Quizá lo que hace este lugar tan original es el hecho que la mayor parte de los dulces que se ofrecen son los que, aquellos de más de cuarenta años de edad, conocimos en nuestra infancia; algunos que pensamos que ya no se hacían o se vendían. Frutas cristalizadas, obleas, palanquetas, jamoncillos de pepita, cueritos, ates, muéganos, rollos de guayaba, chocolates, botellitas de azúcar, lagrimitas, pirulís, paletas, gomitas, chocolate para prepararse con leche en barra o en polvo, cacahuates y otras semillas, tamarindos, cocadas, borrachitos, e incluso algunos licores, rompope y mermeladas.

La primera vez que visité el lugar me recordó mucho los dulces que cuando era infante se vendían en el antiguo y tradicional mercado Ampudia, a un par de cuadras del mercado de la Merced, en la ciudad de México. Ese mercado, que me imagino tomó su nombre del edificio en el que estaba, ofrecía cientos de dulces en pequeños locales en la planta baja del edificio; eran, hace unos cincuenta años, dulces sin marca o envoltura que detallara los ingredientes o contenido de los mismos. Las toneladas de golosinas que ahí vendían, se revendían en pequeñas tiendas de barrio o en cooperativas escolares de las escuelas primarias y secundarias de la ciudad. Aunque se ha incendiado varias veces, el Mercado Ampudia sobrevive y estoy seguro que sigue siendo el paraíso para los niños golosos que tienen la suerte de visitarlo.

En México Dulce y Querido faltan los tradicionales caramelos de la dulcería La Giralda; sus peras de anis o hierbabuena y sus caramelos rellenos que se venden a granel. Podrían también tener los magníficos licores de El Queretano, en lugar de los de Michoacán que ofrecen. Sería ideal que también vendieran los magníficos buñuelos de Santa Rosa Jáuregui, pero bueno, lo que ya ofrecen es abrumador, delicioso y evocador de otros tiempos. Además de los variados dulces también ofrecen algunas hermosas y originales artesanías populares. No dejen de hacer este viaje al dulce pasado de nuestro país o lleven a sus hijos a ver las golosinas de nuestros tiempos, antes de Lucas, Miguelito, Pelones, Vero, De la Rosa o Ricolino. 

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