20 de noviembre de 2010.
Justo el día que se celebraron los 100 años del inicio de la Revolución Mexicana se realizó el 1er concurso de rayuela en la pulquería El Gallo Colorado. La rayuela u ocho es un juego típico de las pulquerías de México. Se juega con una pieza de madera que puede tener una o tres perforaciones del tamaño de una moneda. Al inicio los participantes establecen el agujero en el que jugarán y se descartan los demás. Se juega por puntos, casi siempre hasta los 16. El jugador que coloca sobre la tabla su moneda y más cerca que su contrincante del orificio acordado gana un punto. Si la moneda cubre alguna parte del orificio, sin caer, entonces se ganan cuatro puntos y si el jugador hace pasar su moneda a través de la perforación son ocho puntos. Se arrojan las monedas desde una distancia entre un metro o dos, según lo acuerden los jugadores. En ocasiones la tabla con los orificios va montada sobre un resorte que hace al blanco oscilar constantemente y complica así el juego; a este tipo de rayuela lo conocen como Tongolele, como aquella bailarina exótica que participó en películas mexicanas desde los años cuarenta hasta los ochenta (la del mechón blanco sobre la frente). Ese día recibí en Querétaro la visita de mi amiga y ex compañera de trabajo Claudia Huicochea, ella y sus acompañantes Daisy, Pipiolo y Kikín acudimos a la pulquería a refrescar las gargantas y a presenciar el torneo. Tras algunos minutos de práctica y algunos curados de piña, apio y guayaba, el torneo dio inicio. La mayor parte de los participantes fueron asiduos parroquianos del Gallo Colorado, pero también participaron nuestros cuatro visitantes. No hubo cuota de entrada ni gran premio, el objetivo fue compartir alegres momentos más allá de ganar o perder. Los participantes se fueron eliminando a través de las horas y hasta que el gran Leo impuso su calidad y se coronó primer campeón de rayuela. Fue muy divertido; a la par del torneo hubo pulque, rica botana, baile, conquián, amable plática y ante todo gran cordialidad. Todos los jugadores recibieron diplomas de participación. Rematamos el día asistiendo al baile que se celebra cada sábado por la tarde en la hermosa y antigua estación del tren.
Justo el día que se celebraron los 100 años del inicio de la Revolución Mexicana se realizó el 1er concurso de rayuela en la pulquería El Gallo Colorado. La rayuela u ocho es un juego típico de las pulquerías de México. Se juega con una pieza de madera que puede tener una o tres perforaciones del tamaño de una moneda. Al inicio los participantes establecen el agujero en el que jugarán y se descartan los demás. Se juega por puntos, casi siempre hasta los 16. El jugador que coloca sobre la tabla su moneda y más cerca que su contrincante del orificio acordado gana un punto. Si la moneda cubre alguna parte del orificio, sin caer, entonces se ganan cuatro puntos y si el jugador hace pasar su moneda a través de la perforación son ocho puntos. Se arrojan las monedas desde una distancia entre un metro o dos, según lo acuerden los jugadores. En ocasiones la tabla con los orificios va montada sobre un resorte que hace al blanco oscilar constantemente y complica así el juego; a este tipo de rayuela lo conocen como Tongolele, como aquella bailarina exótica que participó en películas mexicanas desde los años cuarenta hasta los ochenta (la del mechón blanco sobre la frente). Ese día recibí en Querétaro la visita de mi amiga y ex compañera de trabajo Claudia Huicochea, ella y sus acompañantes Daisy, Pipiolo y Kikín acudimos a la pulquería a refrescar las gargantas y a presenciar el torneo. Tras algunos minutos de práctica y algunos curados de piña, apio y guayaba, el torneo dio inicio. La mayor parte de los participantes fueron asiduos parroquianos del Gallo Colorado, pero también participaron nuestros cuatro visitantes. No hubo cuota de entrada ni gran premio, el objetivo fue compartir alegres momentos más allá de ganar o perder. Los participantes se fueron eliminando a través de las horas y hasta que el gran Leo impuso su calidad y se coronó primer campeón de rayuela. Fue muy divertido; a la par del torneo hubo pulque, rica botana, baile, conquián, amable plática y ante todo gran cordialidad. Todos los jugadores recibieron diplomas de participación. Rematamos el día asistiendo al baile que se celebra cada sábado por la tarde en la hermosa y antigua estación del tren.