domingo, 17 de febrero de 2008

La tercera caída


Luchas de aniversario
El pasado 9 de enero (2007) por fin pude regresar a las luchas en la Arena Querétaro. Esta vez fui acompañado de mi hija menor Daniela. Ana Violeta no quiso ir, pero estoy seguro que la próxima se nos unirá, por lo contenta, impresionada y emocionada que llegó su hermana al volver a casa, tras su primera visita a las luchas. Al pasar por a la Arena el fin de semana anterior, vi el cartel que anunciaba al Hijo del Santo enfrentando al Blue Demon Jr. Me estacioné y compré boletos, pero ya no había de los asientos numerados cercanos al ring y compré dos de ring general. Si mis dos hijas finalmente aceptaban ir, no me quedaría corto un boleto, pues en esa sección los niños son aceptados dos por un boleto.





La Lucha Libre se ve mejor en la
Arena Querétaro
Luz, sonido y bellas edecanes.
Como lo vio en la TV, en vivo y a todo color.

Función de aniversario
Conmemorando los XXIV años de tu arena.
El Hijo del Santo, Negro Casas y Blue Panther
vs
Blue Demon Jr., Tarzan Boy y Olímpico.

Semifinal de parejas
El campeón nacional welter Sangre Azteca y El ruso sexy Alex Koslov
vs
El dueto fraterno La Máscara y Máximo

El desafio en revancha
El Corzario y Perro del Ring
vs
Ursus y Príncipe Valiente Jr.

Segunda lucha de parejas
Los tigres del ring Tigre Blanco y Tigre Metálico
vs
Los albiazules Los Drabek

Gran mano a mano
Furia Dorada Jr.
Vs.
El Rojo

El martes nueve de enero temprano nos llevaron a las inmediaciones de la arena, para de ahí caminar y llegar cerca de 40 minutos antes del inicio de la función y alcanzar un buen lugar en la sección general. No sentamos muy adelante con la reja o malla que divide las dos secciones justo frente a nosotros. Esta vez pude llevar una cámara, mi nueva adquisición digital, con la que esperaba obtener varias buenas fotos. Estábamos como a unos seis metros del ring. Daniela llegó muy emocionada, preguntando por todo, pero con la larga espera se le bajó un poco el entusiasmo.
En la primera lucha no hubo espectacularidad ni emoción. Furia Dorada Jr. y El Rojo estaban muy lejos de verse atléticos, más bien chaparros y panzones. Aún así algo se empezó a emocionar Daniela con algunos saltos y llaves. En las siguientes luchas la calidad y expectación fue en aumento, y la arena muy pronto se vio llena de ruidoso público. Encontré difícil tomar buenas fotos con la nueva cámara digital, pues para que resultaran espectaculares había que tomarlas en el momento preciso del golpe o salto. La cámara automática tarda unos segundos en medir la distancia y la luz y se dispara a veces ya muy tarde, tras la acción que se deseaba captar. Ya más adelante en la noche pude captar algunas escenas espectaculares, adelantándome, pero no siempre resultó bien. Curiosamente la lucha que más nos gustó no fue la estelar y final, sino la anterior. En ella participó Máximo, luchador queretano que se hace pasar por homosexual o amanerado, provoca mucha risa y es un muy gran espectáculo. Entra al ring como modelo muy femenina, en donde además de su atuendo de luchador, lleva un gorro tejido y una bufanda de color rosa. El público lo conoce y lo apoya con gran fuerza. No cesa el grito de ¡Máximo, Máximo, Máximo! Mas no por sus amaneramientos o caracterización es un mal luchador, tiene buenos movimientos y espectaculares saltos. Para regocijo del público, Máximo y su pareja acabaron derrotando en tres caídas a sus adversarios del bando rudo. Uno de los derrotados era Alex Koslov, que se presenta como ruso y entra al ring mientras se escucha un canto muy marcial que parece ser del coro de las fuerzas armadas de la extinta Unión Soviética. Entra vestido con un calzón rojo con una estrella dorada al frente y su apellido con letras doradas en la parte posterior. Lleva también con una gorra invernal del ejército y una bandera rusa a manera de bufanda; se la quita y la exhibe con orgullo. Con todo ese rudo atuendo y un cuerpo con muchos músculos no pudo con el femenino Máximo. Ana Violeta mi hija mayor ya dijo que quiere ir a las luchas, pero sólo si se presenta Máximo.
Por ser función de aniversario, los boletos costaron un poco más de lo acostumbrado y hasta las comúnmente no tan esbeltas muchachas que bailan y se exhiben entre luchas y caídas, ahora estaban un poco más agraciadas. La función se alargó con la entrega de flores a un luchador que cumplió años y con un pastel que se partió (pero no se repartió)
por el aniversarios de la Arena. La lucha estelar inició casi al cuarto para las once y yo había dicho que regresábamos a eso de las 10:30, pero Daniela estaba cada vez más emocionada y nos tuvimos que quedar hasta el fin. Tendré que confesar que el enfrentamiento de tercias fue bueno, pero la locura se desató más por el renombre de dos de los luchadores. Desde la presentación se sentía un mayor volumen de ruido y emoción. Pronto se dejaron escuchar los gritos de ¡Santo, Santo, Santo! del lado de los técnicos y de ¡Demon, Demon, Demon! en el lado de los rudos. La gente deseaba ver el enfrentamiento entre estas dos leyendas de la lucha nacional, pero fue hasta la tercera caída que por fin pudimos verlos frente a frente. La Arena parecía derrumbarse con todo el ruido y porras que se oían. Sin duda fue el momento más emotivo de la noche y de muchas otras noches. Los técnicos se impusieron en tres emocionantes caídas, Daniela parecía estar al borde de un infarto cada vez que ponían la espalda del Santo contra la lona. Tan pronto se decretó el triunfo de los técnicos, corrimos fuera de la arena para alcanzar un taxi antes de que la multitud saliera. Llegamos a casa casi a medianoche, pero no pudimos dormirnos de inmediato, pues estuvimos platicando emocionados del sensacional espectáculo que habíamos presenciado esa noche.

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