Voy a subir algunos textos ya escritos con anterioridad, espero les gusten.
Una noche de luchas.
Por fin, después de querer hacerlo por años, el 14 de febrero (2006)pude ir a una función de lucha. La arena Querétaro está a unas seis cuadras del lugar donde vivo. Pasé por ahí como a las seis y media de la tarde y vi que había puestos de máscaras y otras cosas afuera, así que supe que esa noche habría función. Lo malo del asunto fue que pensé que empezaba a las ocho e inició casi al cuarto para las nueve y yo llegué desde las siete y cuarto. La Arena es como una gran bodega acondicionada para ese espectáculo, con un techo de lámina y la mayor parte de los acabados de cemento. En la taquilla compré mi boleto de 50 pesos y entré al oscuro recinto. Pregunté y me contestaron que se trataba de lugares generales, donde el que llegaba se sentaba donde hubiera lugar. Cuando entré advertí que estaba en una segunda sección general pero que había más abajo mejores asientos cerca del ring y numerados. Cuando regresé a la taquilla para pedir que me cambiaran mi boleto me enteré que la parte de abajo, que costaba 80 pesos, estaba ya toda vendida. Frente a mí en la taquilla había una familia con varios niños que no rebasaban los 10 años de edad. A la parte superior van muchas familias, ambos padres y dos o tres niños, en esta sección la entrada para niños es al dos por uno. Yo creo que más de la mitad de los asistentes en la parte general eran niños. Justo a mi derecha se sentó un grupo familiar como de 8 personas. La señora del grupo llevaba una bolsa del mandado de la cual más tarde sacó dulces y unas como hamburguesas hechas en casa. También vi una señora que sujetaba del brazo a su mamá que apenas caminaba, pero llegaron temprano para tener un buen lugar, iban solas. Se veían como personas tranquilas que al parecer disfrutan de este espectáculo, no todas las aficionadas son asesinas seriales. Vi varias jóvenes parejas, ¿sería la fecha? No puedo imaginar mejor lugar para una romántica cita de amor que ir a las luchas. A mi derecha había una pareja como de unos 22 ó 23 años. En la parte de butacas numeradas había más adultos, parejas y menos niños, pero vi varios padres acompañados de un solo niño. Circulaban entre las gradas vendedores de dulces, papas, churritos, garbanzos hervidos y souvenirs luchísticos. Adquirí dos pequeñas máscaras del Santo del tamaño de una manzana. De comer, la verdad nada se me antojaba, pero como tenía que esperar más de una hora, me compré unos garbanzos para pasar el rato. Yo ya los había visto en Morelia y en Guadalajara, me imagino que son una costumbre en el Bajío. Son garbanzos verdes o frescos todavía en la vaina, seguramente hervidos y sazonados con sal. Las vainas son como las de los chícharos pero más cortas y gordas, pues hay un garbanzo, cuando mucho dos, por vaina. Vienen en una bolsita y les puede uno agregar limón o chile. El garbanzo no tiene mucho sabor, llena y no sabe feo, pero las vainas, que no se comen, pero se meten a la boca para sacar el garbanzo, tiene un saborcito agradable como a sal y limón, y de menos es entretenido estar comiéndolos, como comer pepitas o semilla de girasol. Aquí a las pepitas les dicen semillas, pasa la vendedora repitiendo “semillas, fresquecitas de hoy” Estaba yo como a unos 8 metros del ring, tras una pequeña barda como de un metro de altura y con una malla metálica arriba, que separa la sección de butacas numeradas de las gradas de general. Las gradas son cual grandes escalones, iguales a las del gimnasio del Tec, en donde me había sentado un día antes, pero en la arena están pintadas en la parte vertical de un color verde chillante. No hay botes de basura y la gente que come pepitas y garbanzos arroja su basura simplemente al suelo. Me imagine a decenas de ratas engordando al final de la función y a unas pobres señoras barriendo cientos de kilos de basura al día siguiente. Aclaró que al terminar mis garbanzos, metí en la bolsa de plástico las vainas y luego las tiré a la basura en casa. En la tribuna general no venden refrescos pero las personas pueden introducirlos en la arena en bolsas de plástico con un popote. Luego que vi todo lo que arrojaban al ring, me di cuenta del porque. En la sección de abajo hay vendedores de refrescos que los entregan en vasos desechables. El cartel de esa noche tenía varias luchas:
Mano a mano- Caballero Aguila vs Neurosis
Duelo a vencer- Espíritu Negro y el Lince vs Ozuno y Fuego Latino
Evento super especial- Príncipe Valiente Jr. y El Valiente vs Carisma y Espíritu
Semifinal estrella de parejas- Drago y Tony Rivera vs Black Terry e Hijo del Diablo
y al final del programa y como la parte más importante
Lucha super estrella de tríos-
Groond XXX, L. A. Park y Brazo de Oro vs Atlantis, Rey Bucanero y Tarzan Boy
¡Qué tal! Los primeros luchadores eran novatos, torpes y falsos o muy fingidos en sus movimientos. Como que por eso abrían la función, yo pensé en lo malo del espectáculo, pero luego las cosas mejoraron. Ahí ganó el técnico y yo sin saber me había sentado en la parte de la arena que apoya a los técnicos. En la segunda lucha las cosas mejoraron, eran medio malos pero había uno muy bueno, de hecho el mejor de todo lo que vi esa noche; Fuego Latino, un chaparrito medio marcado en sus músculos pero un sensacional acróbata, entró al ring de un solo brinco hasta la tercera cuerda en la esquina y de ahí saltó en un mortal hacia atrás, para caer de pie en la lona. En la lucha sus saltos desde las cuerdas y fuera del ring desquitaron cada uno de los cincuenta pesotes que pagué. También ganaron los técnicos y ahí ya estaba yo más emocionado con el espectáculo y hasta me animaba a gritar de vez en cuando “Dale, otra, sacón” y otras cosas. Las siguientes dos luchas fueron más algo de lucha combinada con payasadas y teatro. Pero en una de ellas estaba un tal Drago que me impresionó por su traje y físico. Tenía el cuerpo pintado de rojo, una máscara muy realista como de demonio y aunque no muy alto, grandes músculos. Se pintaba unas líneas negras al borde de los abdominales para que se le marcarán más y tenía unos pectorales como para ser playmate del mes en Playboy. Llegue a pensar que era Lutz (por el traje de demonio) que había dejado la venta de Bon Ice para ir más al gimnasio y buscar la fama y más mujeres en la lucha. No luchó mucho y se la pasaba todo el tiempo con los brazos, también muy desarrollados, semiflexionados al frente, como muñeco de He-Man. La última lucha fue un fiasco, ahí estaban los luchadores de más cartel, pero eso sí fue más payasada que lucha; trampas, retos, ayuda del referee a los rudos, peleas abajo del ring, incluso baile. No mostraron más que su renombre pero nada de lucha. Lo que sí me impresionó fue la panzota de Brazo de Oro, como de 10 meses de embarazo, y de la cintura para abajo una piernitas como de bailarina. Había también otro como demonio pintado de rojo, Groond XXX, pero con una máscara de Batman roja y una dentadura con grandes colmillos. No luchaba pero prendía a la gente cada que se subía a las cuerdas y pedía apoyo. Tenía también un calzón rojo pero en la parte trasera usaba un como relleno no muy bueno y parecía pañal ya mojado. Atlantis y L.A. Park se rompieron, no la cara, sino sus respectivas máscaras y con las caras semiocultas siguieron peleando. Atlantis luego se pondría otra máscara nueva, pero con una combinación diferente de colores. Antes que terminara la tercera caída me levante y vi el final desde la parte de arriba, para facilitar la salida. La función terminó pasadas las 11, lo cual era ya noche para mi, pues a esa hora casi siempre estoy ya dormido. Apuré el paso y a los 10 minutos estaba en casa contento y emocionado por el interesante espectáculo que acababa de presenciar. Tengo que regresar, pero esta vez a la parte de abajo, pienso llevar mi cámara, pues pude observar que muchos en el público tomaban fotos durante el espectáculo. Al final de la función hay muchas personas que se quedan de menos una media hora más, pues durante la función se venden en la tribuna unos pases para poder tomarse fotografías con su luchador favorito por 100 pesos, y por la cantidad de personas que vi comprándolos, yo creo debe haber una larga fila de padres y niños esperando a tomarse su foto. La próxima visita, ya no tendré que llegar tan temprano pues mi lugar estará numerado. Los boletos para la parte baja se empiezan a vender una semana antes en una tienda de abarrotes que se encuentra a un costado de la arena. La taquilla abre sólo el día de la función y para ese entonces ya no hay lugares numerados. Ya les platicaré de mi segunda visita, pero esta vez será con imágenes.
Una noche de luchas.
Por fin, después de querer hacerlo por años, el 14 de febrero (2006)pude ir a una función de lucha. La arena Querétaro está a unas seis cuadras del lugar donde vivo. Pasé por ahí como a las seis y media de la tarde y vi que había puestos de máscaras y otras cosas afuera, así que supe que esa noche habría función. Lo malo del asunto fue que pensé que empezaba a las ocho e inició casi al cuarto para las nueve y yo llegué desde las siete y cuarto. La Arena es como una gran bodega acondicionada para ese espectáculo, con un techo de lámina y la mayor parte de los acabados de cemento. En la taquilla compré mi boleto de 50 pesos y entré al oscuro recinto. Pregunté y me contestaron que se trataba de lugares generales, donde el que llegaba se sentaba donde hubiera lugar. Cuando entré advertí que estaba en una segunda sección general pero que había más abajo mejores asientos cerca del ring y numerados. Cuando regresé a la taquilla para pedir que me cambiaran mi boleto me enteré que la parte de abajo, que costaba 80 pesos, estaba ya toda vendida. Frente a mí en la taquilla había una familia con varios niños que no rebasaban los 10 años de edad. A la parte superior van muchas familias, ambos padres y dos o tres niños, en esta sección la entrada para niños es al dos por uno. Yo creo que más de la mitad de los asistentes en la parte general eran niños. Justo a mi derecha se sentó un grupo familiar como de 8 personas. La señora del grupo llevaba una bolsa del mandado de la cual más tarde sacó dulces y unas como hamburguesas hechas en casa. También vi una señora que sujetaba del brazo a su mamá que apenas caminaba, pero llegaron temprano para tener un buen lugar, iban solas. Se veían como personas tranquilas que al parecer disfrutan de este espectáculo, no todas las aficionadas son asesinas seriales. Vi varias jóvenes parejas, ¿sería la fecha? No puedo imaginar mejor lugar para una romántica cita de amor que ir a las luchas. A mi derecha había una pareja como de unos 22 ó 23 años. En la parte de butacas numeradas había más adultos, parejas y menos niños, pero vi varios padres acompañados de un solo niño. Circulaban entre las gradas vendedores de dulces, papas, churritos, garbanzos hervidos y souvenirs luchísticos. Adquirí dos pequeñas máscaras del Santo del tamaño de una manzana. De comer, la verdad nada se me antojaba, pero como tenía que esperar más de una hora, me compré unos garbanzos para pasar el rato. Yo ya los había visto en Morelia y en Guadalajara, me imagino que son una costumbre en el Bajío. Son garbanzos verdes o frescos todavía en la vaina, seguramente hervidos y sazonados con sal. Las vainas son como las de los chícharos pero más cortas y gordas, pues hay un garbanzo, cuando mucho dos, por vaina. Vienen en una bolsita y les puede uno agregar limón o chile. El garbanzo no tiene mucho sabor, llena y no sabe feo, pero las vainas, que no se comen, pero se meten a la boca para sacar el garbanzo, tiene un saborcito agradable como a sal y limón, y de menos es entretenido estar comiéndolos, como comer pepitas o semilla de girasol. Aquí a las pepitas les dicen semillas, pasa la vendedora repitiendo “semillas, fresquecitas de hoy” Estaba yo como a unos 8 metros del ring, tras una pequeña barda como de un metro de altura y con una malla metálica arriba, que separa la sección de butacas numeradas de las gradas de general. Las gradas son cual grandes escalones, iguales a las del gimnasio del Tec, en donde me había sentado un día antes, pero en la arena están pintadas en la parte vertical de un color verde chillante. No hay botes de basura y la gente que come pepitas y garbanzos arroja su basura simplemente al suelo. Me imagine a decenas de ratas engordando al final de la función y a unas pobres señoras barriendo cientos de kilos de basura al día siguiente. Aclaró que al terminar mis garbanzos, metí en la bolsa de plástico las vainas y luego las tiré a la basura en casa. En la tribuna general no venden refrescos pero las personas pueden introducirlos en la arena en bolsas de plástico con un popote. Luego que vi todo lo que arrojaban al ring, me di cuenta del porque. En la sección de abajo hay vendedores de refrescos que los entregan en vasos desechables. El cartel de esa noche tenía varias luchas:
Mano a mano- Caballero Aguila vs Neurosis
Duelo a vencer- Espíritu Negro y el Lince vs Ozuno y Fuego Latino
Evento super especial- Príncipe Valiente Jr. y El Valiente vs Carisma y Espíritu
Semifinal estrella de parejas- Drago y Tony Rivera vs Black Terry e Hijo del Diablo
y al final del programa y como la parte más importante
Lucha super estrella de tríos-
Groond XXX, L. A. Park y Brazo de Oro vs Atlantis, Rey Bucanero y Tarzan Boy
¡Qué tal! Los primeros luchadores eran novatos, torpes y falsos o muy fingidos en sus movimientos. Como que por eso abrían la función, yo pensé en lo malo del espectáculo, pero luego las cosas mejoraron. Ahí ganó el técnico y yo sin saber me había sentado en la parte de la arena que apoya a los técnicos. En la segunda lucha las cosas mejoraron, eran medio malos pero había uno muy bueno, de hecho el mejor de todo lo que vi esa noche; Fuego Latino, un chaparrito medio marcado en sus músculos pero un sensacional acróbata, entró al ring de un solo brinco hasta la tercera cuerda en la esquina y de ahí saltó en un mortal hacia atrás, para caer de pie en la lona. En la lucha sus saltos desde las cuerdas y fuera del ring desquitaron cada uno de los cincuenta pesotes que pagué. También ganaron los técnicos y ahí ya estaba yo más emocionado con el espectáculo y hasta me animaba a gritar de vez en cuando “Dale, otra, sacón” y otras cosas. Las siguientes dos luchas fueron más algo de lucha combinada con payasadas y teatro. Pero en una de ellas estaba un tal Drago que me impresionó por su traje y físico. Tenía el cuerpo pintado de rojo, una máscara muy realista como de demonio y aunque no muy alto, grandes músculos. Se pintaba unas líneas negras al borde de los abdominales para que se le marcarán más y tenía unos pectorales como para ser playmate del mes en Playboy. Llegue a pensar que era Lutz (por el traje de demonio) que había dejado la venta de Bon Ice para ir más al gimnasio y buscar la fama y más mujeres en la lucha. No luchó mucho y se la pasaba todo el tiempo con los brazos, también muy desarrollados, semiflexionados al frente, como muñeco de He-Man. La última lucha fue un fiasco, ahí estaban los luchadores de más cartel, pero eso sí fue más payasada que lucha; trampas, retos, ayuda del referee a los rudos, peleas abajo del ring, incluso baile. No mostraron más que su renombre pero nada de lucha. Lo que sí me impresionó fue la panzota de Brazo de Oro, como de 10 meses de embarazo, y de la cintura para abajo una piernitas como de bailarina. Había también otro como demonio pintado de rojo, Groond XXX, pero con una máscara de Batman roja y una dentadura con grandes colmillos. No luchaba pero prendía a la gente cada que se subía a las cuerdas y pedía apoyo. Tenía también un calzón rojo pero en la parte trasera usaba un como relleno no muy bueno y parecía pañal ya mojado. Atlantis y L.A. Park se rompieron, no la cara, sino sus respectivas máscaras y con las caras semiocultas siguieron peleando. Atlantis luego se pondría otra máscara nueva, pero con una combinación diferente de colores. Antes que terminara la tercera caída me levante y vi el final desde la parte de arriba, para facilitar la salida. La función terminó pasadas las 11, lo cual era ya noche para mi, pues a esa hora casi siempre estoy ya dormido. Apuré el paso y a los 10 minutos estaba en casa contento y emocionado por el interesante espectáculo que acababa de presenciar. Tengo que regresar, pero esta vez a la parte de abajo, pienso llevar mi cámara, pues pude observar que muchos en el público tomaban fotos durante el espectáculo. Al final de la función hay muchas personas que se quedan de menos una media hora más, pues durante la función se venden en la tribuna unos pases para poder tomarse fotografías con su luchador favorito por 100 pesos, y por la cantidad de personas que vi comprándolos, yo creo debe haber una larga fila de padres y niños esperando a tomarse su foto. La próxima visita, ya no tendré que llegar tan temprano pues mi lugar estará numerado. Los boletos para la parte baja se empiezan a vender una semana antes en una tienda de abarrotes que se encuentra a un costado de la arena. La taquilla abre sólo el día de la función y para ese entonces ya no hay lugares numerados. Ya les platicaré de mi segunda visita, pero esta vez será con imágenes.
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