viernes, 22 de febrero de 2008

Paseo gastronómico
















El Mercado de la Cruz
Querétaro es una ciudad que ha crecido mucho en los últimos años, de 1985 a la fecha un 120% (sobrepasa apenas el millón y medio de habitantes).Cual moderna ciudad tiene muchos centros comerciales con tiendas de moda, comida rápida, restaurantes, cines, lugares para ejercitarse y zapaterías de cadenas o franquicias conocidas. Aquí cerca del Tec (Tecnológico de Monterrey, lugar en el que laboro) hay mucho de estos sitios para regocijo de adolescentes, pero siendo éstos lo más común en las grandes ciudades del mundo, no es definitivamente lo que me interesa conocer de mi nueva ciudad. Lo típico o característico de una comunidad se puede encontrar repartido por todos los hogares de los queretanos (reducidos a minoría por los recién llegados), o bien concentrado en los sitios populares. Así que desde mi llegada en enero, había querido visitar el mercado municipal más grande, importante o característico de la ciudad. Por fin el domingo 12 de marzo, fin de semana que no fui a México, pude cumplir mi deseo. Habría podido ir antes, pero una estudiante me advirtió que era más interesante ir el domingo, que es como el día de plaza, cuando abren o se ponen más puestos y va más gente. Obviamente mi principal objetivo era probar la mayor cantidad posible de los alimentos que ahí se vendieran. Lamento mucho que con los años mi capacidad esté decreciendo, pues poco fue lo que pude comer. Que tiempos aquellos cuando podía comer 20 o 22 tacos de pastor; ahora con ocho o diez quedo más que satisfecho. El mercado está cerca del río que alguna vez atravesó la ciudad, ya no corre, pero mantienen el lecho del río con agua, a manera de una gran fuente o estanque y tanto el agua como las orillas están limpias, no huele mal el agua, ni flota basura. El edificio ocupa toda una cuadra, aunque se complementa con muchos otros comercios en las calles vecinas. Pude advertir que varias de las rutas del transporte urbano convergen en el lugar. El recorrido que realicé me recordó las visitas dominicales que muchas veces hice al mercado de Portales en la ciudad de México. También aquí en Querétaro, el domingo es día de ir a almorzar al mercado o a comprar alimentos para llevar a la familia en casa. La variedad de alimentos es parecida: barbacoa, carnitas, gorditas, tlacoyos, enchiladas, aguas frescas, frutas, tepache, pescados, mariscos y fondas con variedad de platillos comunes a todo México. Encontré varios puestos de menudo, rojo, no blanco como lo preparan en el norte del país. También advertí que además de hacerlo de la tradicional panza de res, aquí se puede comer el caldo sólo acompañado de pata. Una de las cosas que pude probar fue precisamente el menudo de pata y la verdad prefiero el de panza pues el sabor es más fuerte, interesante o característico, mientras que la pata casi no tiene sabor y toma aquel del caldo o vinagreta que la acompaña. El menudo no estaba tan picoso como lo preparan en muchos lugares visitados de madrugada por borrachos o crudos, pero había chile en polvo en la mesa para hacerlo más picante. Recuerdo que en Hermosillo, Sonora, en el mercado municipal, los puestos de menudo (blanco) abren de medianoche al amanecer para recibir a los trasnochadores hambrientos. Aquí en los puestos de carnitas se venden mucho los tacos de chamorro, de esos me comí un par y aunque la carne estaba muy buena, la salsa del puesto dejó mucho que desear. Hubiera querido probar la barbacoa, pero ya no pude, sobre todo el consomé y más todavía la panza, que aquí como en el estado de Morelos llaman montalayo, los condimentos deben ser diferentes y no es tan rojo como lo preparan en el D.F.. No pude perdonar el tepache, pero como estaba llegando a mi límite y quería todavía pasear más, le tuve que pedir al vendedor, que aunque me lo cobrara completo, llenara el vaso sólo a la mitad. Con gran gusto encontré varios puestos de garbanzos hervidos, a los que me estoy aficionando y que aquí llaman garbanza y en el estado de Jalisco guasanas. Compré una bolsa grande, pero esos me los despaché en la tarde, tiradote en cama y viendo la tele. También vi por primera vez garbanzos asados, estaban junto a los hervidos y las vainas se veían de un verde más oscuro y en algunos lugares medio tatemadas, otro día los probaré, pero pienso que serán más secos y duros. También había, como en algunos mercados de la ciudad de México y sus alrededores, un pasillo o sección donde se venden tortillas hechas a mano, nopalitos, pata de res en vinagreta, aguacates, y tamales de pescaditos. Estos últimos son en realidad como tortitas de muchos charales frescos, envueltos en hojas de maíz y medio asados. Compre uno de estos tamales, pero lo comí más tarde en casa, con mucho limón y salsa picante. Ahí mismo vendían tamales de hueva de carpa, nunca los había visto, probé uno y en verdad no tenían gran sabor. Como en todos los mercados había también tortillerías, carnicerías, papelerías, puestos de ropa, zapatos tenis, loza, plantas, dulces y fruta. Llamó mi atención un puesto de canastas de mercado. Estas canastas de carrizo trenzado, que yo pensé ya nadie usaba y por lo tanto ya no se vendían. Aquí muy cerca, en Tequisquiapan, la artesanía principal son cestos, canastos y otros objetos hechos de fibras de origen vegetal, pero ni ahí había yo visto ya grandes canastos. Recuerdo varias canastas colgando de un gancho desde el techo en la cocina de mi abuela en Cuernavaca. En la parte posterior del mercado, en un espacio que yo creo es quizá estacionamiento entre semana, ahí se ponen muchos puestos de ropa, zapatos y sobre todos películas y discos piratas. Me llamó mucho la atención el tamaño de los mismos y la variedad que se encuentra en ellos. Puestos con grandes mesas y con cientos de discos o películas en exhibición. Ahí me compre un disco mp3 con casi 10 horas de música con el cursi título de Pure Love, pero que muy a mi pesar tiene muchas, pero muchas de las canciones favoritas de mi juventud. Son tantos los puestos semifijos en los alrededores del mercado, que sus lonas y estructuras llegan a ocultar su hermosa arquitectura; pues en una parte tiene unas arcadas muy bonitas, sus pasillos son amplios y hay una muy buena iluminación en su interior. Sería la novedad, pero este paseo me gustó más que otros que he hecho por el centro de la ciudad. Tengo que volver al mercado pues hay todavía mucho que probar, ver y comprar. Cuando me acabe el rollo que tengo en la cámara y lo revele les mando unas fotos de este tan interesante lugar. Finalmente completo que aquí son muy escasos los queretanos, en un par de grupos he pedido que levanten la mano los nativos de la ciudad y en uno había solo dos de treinta y en otro también un par y eran hermanos. Muchos de los inmigrantes somos chilangos, pero también han llegado bastantes de otras ciudades de la región.

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