Una tortería.
He tenido algo de trabajo y no había podido escribir, además poco he visto o paseado, algunas tardes me voy al centro a recorrer sus calles e ir descubriendo tiendas y sobre todo lugares para comer.
Hace unos días fui a una pequeña tortería en el centro que me gustó mucho, de hecho he regresado a comer ahí ya tres veces. Esta en la calle de Independencia, frente el Jardín del Arte. Su especialidad es la torta de milanesa, pero todas son unas tortas como nunca las había visto. El pan son teleras, las abren y les ponen a todas sin importar el contenido en una mitad mostaza y en la otra crema. Las hay de jamón, queso de puerco, queso, pollo, chorizo, carnitas y milanesa. Todavía no he comido de carnitas, pues siempre que llego ya se acabaron. Por un pago extra le pueden agregar queso. Lo curioso es que sin importar cual sea el ingrediente principal, le agregan jitomate y cebolla y ya todo listo para poner la tapa encima del contenido, le ponen una salsa a base de jitomate muy espesa, parecida al caldillo de las albóndigas, con una gran cuchara de cocina. Esta salsa le agrega sabor a la torta, además de humedecer el contenido para que no resulte tan seco o duro. La cucharada es justa, pues moja bien los ingredientes pero el líquido no chorrea o humedece el pan. Luego ya que van a poner la tapa, ésta la sumergen con rapidez como hasta una tercera parte en la grasita roja donde fríen el chorizo, así una parte de esta mitad del pan queda roja y brillante como con apariencia de pan de pambazo o guajolota. El aceite no agrega mucho sabor a la torta, ha de ser más por fines estéticos.
Otra cosa curiosa es que las milanesas que ahí hacen son muy especiales, no son el típico pedazo de carne delgado, plano y empanizado que todos conocemos, sino grandes trozos de carne, delgada pero no plana. Esta plegada como si fuera chicharrón seco, tiene amplios pliegues, ha de ser todo un brete empanizarla. Tienen en la barra donde se preparan las tortas una gran cacerola donde fríen esta extraña milanesa, y más que un sartén es una especie de freidora pues tiene aceite con una profundidad de cómo 15 centímetros. Meten las grandes milanesas, que calculo han de ser como de medio kilo de carne y luego la sacan como si fuera un pedazo de chicharrón (no por lo seco y duro) con pliegues. Así plegada la parten en piezas del tamaño de una haba grande y en vez de poner en la torta carne plana la ponen así plegada y la torta queda más gruesa y hay como más que morder. Ya para entregarlas las parten por mitad, pero no a lo ancho sino con una corte en diagonal, con lo cual come uno dos trozos delgados y largos, lo que facilita meterlos a la boca. Para acompañar hay refrescos, pero también preparan agua de frutas. En mis tres visitas he visto de fresa, mango y melón. El día anterior se puede ver en la parte posterior de la tortería la caja de fruta con la que prepararán el agua del día siguiente. Hay una barrita con lugar para sentar a siete u ocho personas, hay dos torteros que apenas pueden sacar los pedidos, y mucha gente llega a esperar unos cinco o diez minutos por sus tortas. La gente hace muchos pedidos para llevar y algunos son de seis u ocho tortas. Los torteros tienen un trabajo muy pesado, pues no paran, un pedido tras otro. Algo alcanzan a distraerse, pues encima de la puerta y a espaldas de los clientes sentados tiene una televisión con cable, la cual oyen y a ratos pueden echar una rápida mirada. Olvidaba decir que la tortería se llama Nico y las tortas cuestan 15 pesos y las de chorizo, carnitas y milanesa 16 (las fotografías se tomaron casi tres años después de escrito el texto).
He tenido algo de trabajo y no había podido escribir, además poco he visto o paseado, algunas tardes me voy al centro a recorrer sus calles e ir descubriendo tiendas y sobre todo lugares para comer.
Hace unos días fui a una pequeña tortería en el centro que me gustó mucho, de hecho he regresado a comer ahí ya tres veces. Esta en la calle de Independencia, frente el Jardín del Arte. Su especialidad es la torta de milanesa, pero todas son unas tortas como nunca las había visto. El pan son teleras, las abren y les ponen a todas sin importar el contenido en una mitad mostaza y en la otra crema. Las hay de jamón, queso de puerco, queso, pollo, chorizo, carnitas y milanesa. Todavía no he comido de carnitas, pues siempre que llego ya se acabaron. Por un pago extra le pueden agregar queso. Lo curioso es que sin importar cual sea el ingrediente principal, le agregan jitomate y cebolla y ya todo listo para poner la tapa encima del contenido, le ponen una salsa a base de jitomate muy espesa, parecida al caldillo de las albóndigas, con una gran cuchara de cocina. Esta salsa le agrega sabor a la torta, además de humedecer el contenido para que no resulte tan seco o duro. La cucharada es justa, pues moja bien los ingredientes pero el líquido no chorrea o humedece el pan. Luego ya que van a poner la tapa, ésta la sumergen con rapidez como hasta una tercera parte en la grasita roja donde fríen el chorizo, así una parte de esta mitad del pan queda roja y brillante como con apariencia de pan de pambazo o guajolota. El aceite no agrega mucho sabor a la torta, ha de ser más por fines estéticos.
Otra cosa curiosa es que las milanesas que ahí hacen son muy especiales, no son el típico pedazo de carne delgado, plano y empanizado que todos conocemos, sino grandes trozos de carne, delgada pero no plana. Esta plegada como si fuera chicharrón seco, tiene amplios pliegues, ha de ser todo un brete empanizarla. Tienen en la barra donde se preparan las tortas una gran cacerola donde fríen esta extraña milanesa, y más que un sartén es una especie de freidora pues tiene aceite con una profundidad de cómo 15 centímetros. Meten las grandes milanesas, que calculo han de ser como de medio kilo de carne y luego la sacan como si fuera un pedazo de chicharrón (no por lo seco y duro) con pliegues. Así plegada la parten en piezas del tamaño de una haba grande y en vez de poner en la torta carne plana la ponen así plegada y la torta queda más gruesa y hay como más que morder. Ya para entregarlas las parten por mitad, pero no a lo ancho sino con una corte en diagonal, con lo cual come uno dos trozos delgados y largos, lo que facilita meterlos a la boca. Para acompañar hay refrescos, pero también preparan agua de frutas. En mis tres visitas he visto de fresa, mango y melón. El día anterior se puede ver en la parte posterior de la tortería la caja de fruta con la que prepararán el agua del día siguiente. Hay una barrita con lugar para sentar a siete u ocho personas, hay dos torteros que apenas pueden sacar los pedidos, y mucha gente llega a esperar unos cinco o diez minutos por sus tortas. La gente hace muchos pedidos para llevar y algunos son de seis u ocho tortas. Los torteros tienen un trabajo muy pesado, pues no paran, un pedido tras otro. Algo alcanzan a distraerse, pues encima de la puerta y a espaldas de los clientes sentados tiene una televisión con cable, la cual oyen y a ratos pueden echar una rápida mirada. Olvidaba decir que la tortería se llama Nico y las tortas cuestan 15 pesos y las de chorizo, carnitas y milanesa 16 (las fotografías se tomaron casi tres años después de escrito el texto).
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